T-REX: UN MEDIOCRE MORDEDOR
EN PROPORCIÓN A SU TAMAÑO, el pinzón de Darwin, pajarillo que fascinó al autor de El origen de
las especies en su visita a las islas Galápagos, cierra sus mandíbulas con mucha más violencia que el Tyrannosaurus rex. Estas aves pesan 33 gramos de media, pero
muerden (es un decir, no tienen dientes) con una fuerza de 70 newtons. El T. rex alcanzaba 57.000 newtons, pero pesaba unas 8 toneladas. Si el pinzón hubiera tenido la misma masa que el extinguido terópodo, lo habría destrozado, porque su mordida habría sido unas trescientas veces más potente que el de su hipotético rival.
Los datos provienen de un análisis de científicos de las universidades de Reading y Lincoln (Reino Unido) sobre la fuerza de la mordedura de 434 especies de mamíferos, reptiles y aves.
Su objetivo era averiguar si los animales con las mordidas más potentes las tenían a causa de cambios en su dieta que los habían llevado a desarrollar esa capacidad con rapidez; resultó ser así en unos pocos casos. Los modelos informáticos revelaron que la mayoría de los supermordedores llegó a serlo por su gradual aumento de tamaño. Es el caso del tiranosaurio, que fue incrementando la fuerza de sus mordiscos a la par que su volumen, en un proceso de decenas de millones de años. Este trabajo indica también que los humanos deben su débil mordedura al aumento del tamaño de su cerebro: para albergarlo, el cráneo creció, y eso exigió músculos mandibulares más pequeños.