LA OPERACIÓN OCEAN CLEANUP
Era el proyecto que todos queríamos que funcionara. Una manera ingeniosa de recoger, con rapidez, las enormes cantidades de plástico que flotan sin rumbo en las grandes extensiones oceánicas. Ideado por el neerlandés Boyan Slat cuando tenía dieciocho años, hoy el Ocean Cleanup Project cuenta con un equipo de casi setenta científicos e ingenieros y seis años de arduo trabajo a sus espaldas. El plan (crear una enorme estructura en forma de U que, aprovechando las corrientes oceánicas, pasivamente acumulara el plástico en su interior para la posterior recolección) sonaba prometedor.
Sin embargo, System 001 –o Wilson, como es conocido– tardó menos de dos semanas en demostrar que es incapaz de recoger el plástico; toda una sorpresa para muchos, excepto para una pequeña comunidad de científicos que, desde sus inicios, se mostraron sumamente escépticos. “El mar abierto es un ambiente brutal, incluso en ausencia de tormentas –nos explica George Leonard, director del grupo de defensa ambiental Ocean Conservancy–. Consta que el dispositivo ni
siquiera mantuvo su integridad; que se rompió un grillete. No me sorprende. Los principios del diseño de algo así requieren máxima rigidez o flexibilidad, dependiendo de las condiciones. Es casi seguro que falle”.
Pero incluso si fuera posible concebirlo para aguantar estas condiciones ex
tremas, ¿recogería plástico? “Mi principal preocupación –nos cuenta el oceanógrafo Clark Richards– es que no estoy convencido a nivel técnico, y parece ser que es lo que está pasando, de que se comporte en el océano de la forma que afirman, moviéndose más rápido que el plástico flotante para atraparlo en su interior”. En sintonía con esta evaluación, Leonard comenta que, “por el impacto de las olas, las corrientes y los vientos, el plástico rebota y se aleja de la gigantesca U que intenta recogerlo”. Además, hay otros desafíos que, según los críticos, aún no han sido evaluados.
Por su parte, la bióloga Miriam Goldstein, una de las mayores críticas del proyecto, explica que “otro gran escollo es que no se tiene ningún plan para hacer frente a las bioincrustaciones, plantas y animales que crecen sobre superficies duras en el océano. Este es un desafío de ingeniería oceánica bien conocido, ya que un gran crecimiento de organismos incrustantes puede agregar una enorme cantidad de peso y resistencia”. Un detalle que ralentizaría aún más el avance del dispositivo.
Por último, según añade la bióloga marina Rebecca Helm, mientras que animales grandes serán capaces de apartarse del aparato, no puede decirse lo mismo del plancton que se mueve con las corrientes. “Muchos animales asombrosos viven solo en la superficie oceánica –afirma Helm–: Es un ecosistema crucial para la ecología del mar abierto y que fue completamente ignorado en la evaluación del impacto ambiental”. Remolcado hacia Hawái para ser reparado y sometido a nuevos estudios, el System 001 tendrá que sufrir algunos cambios, “un pequeño contratiempo hasta que pueda cumplir con su cometido”, afirman, optimistas, desde el Ocean Cleanup Project. El tiempo dirá.