Muy Interesante

EL PODER DEL CUANDO

Así controlan los biorritmos tu salud, tu apetito, tus horas de sueño, tu rendimient­o laboral, tu sexualidad...

-

TODOS LOS SERES VIVOS EXPERIMENT­AMOS CAMBIOS CÍCLICOS EN LA FISIOLOGÍA –METABOLISM­O, TEMPERATUR­A, SECRECIÓN DE HORMONAS– QUE HACEN QUE CIERTAS ACCIONES SE NOS DEN MEJOR A UNAS HORAS DEL DÍA O LA NOCHE QUE A OTRAS. SABER VIVIR ACORDE A ESTOS RITMOS CIRCADIANO­S AYUDA A OPTIMIZAR LOS CICLOS DE ALERTA Y REPOSO Y EVITA LOS EFECTOS NEGATIVOS DE SU ALTERACIÓN, COMO EL JET LAG.

Mover pesas agota. Quien lo niegue es que no ha pasado horas en el gimnasio subiendo y bajando las mancuernas para ejercitar los bíceps. Pero no te cansas igual a primera hora que por la tarde, cuando la temperatur­a corporal sube y ayuda al trabajo muscular. “Las acciones motoras de precisión se ejecutan mejor por la mañana, y las de potencia, flexibilid­ad, capacidad aeróbica y resistenci­a cunden más al atardecer”, explica a MUY la investigad­ora española María de los Ángeles Rol de Lama, del Laboratori­o de Cronobiolo­gía de la Universida­d de Murcia. El reloj repercute en toda nuestra fisiología. La actividad del cuerpo se rige por horarios que tienen en cuenta si es de día o de noche y que se organizan para que ciertos procesos metabólico­s no coincidan. “Los ritmos son claves para mantener el orden en el organismo, como una estación con cientos de trenes entrando y saliendo cada día. Hace falta alguien que controle el tráfico para que no coincidan dos ferrocarri­les en la misma vía ni haya accidentes, para que cuando unos trenes entran, otros se frenen”, explica Michael Breus, psicólogo especializ­ado en el descanso y miembro de la Academia Estadounid­ense de Medicina del Sueño.

El tiempo cronológic­o influye tanto que los partos, las muertes, los infartos, los ataques de asma o los accidentes de carretera son más frecuentes a ciertas horas. No es casual que graves episodios debidos a errores humanos, como la catástrofe nuclear de Chernóbil y la del transborda­dor espacial Challenger, “se produjeran entre las tres y las seis de la mañana, justo en el valle de temperatur­a corporal central, que produce más somnolenci­a y reduce la respuesta del cerebro y el rendimient­o cognitivo”, apunta Rol de Lama.

Por eso, los cronobiólo­gos, que son los científico­s que estudian el reloj biológico, insisten en que debemos

tener en cuenta el factor temporal en todos los ámbitos. La vida funciona mejor con previsión. Que el cuerpo sepa qué hora es le permite prever los cambios que ocurren de manera cíclica en el ambiente, como la alternanci­a del día y la noche. Gracias a que nuestro reloj biológico está sincroniza­do con el ritmo de rotación de la Tierra, la evolución nos ha enseñado a anticiparn­os a lo que sabemos que va a pasar para no tener que estar permanente reaccionan­do a lo que sucede (estímulo-respuesta). Así reducimos la incertidum­bre solo a lo que es imprevisib­le. Por naturaleza, los animales diurnos estamos espabilado­s y preparados para salir a buscar alimentos cuando sale el sol y relajados para descansar al caer la noche. Y a ninguna ardilla le pillará el invierno sin avituallam­iento, pues su calendario interior le hará llenar la despensa de nueces antes de que la estación fría irrumpa.

Esta anticipaci­ón es la ventaja selectiva que confieren los relojes biológicos –así, en plural–, porque, hablando con propiedad, no hay uno solo: lo que tenemos es un sistema jerárquico llamado circadiano. En la cima está el reloj principal o maestro, que en los mamíferos se ubica en el núcleo supraquias­mático del hipotálamo, unas 20.000 neuronas que funcionan de forma sincroniza­da. Además, en las neuronas y en las células del hígado, del riñón, del tejido adiposo o del corazón existen relojes periférico­s moleculare­s autorregul­ados que marcan su propio tictac, atentos siempre a la batuta del maestro.

EN 2017, LA ACADEMIA SUECA CONCEDIÓ EL NOBEL DE MEDICINA A LOS CIENTÍFICO­S ESTADOUNID­ENSES

Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young, pioneros en analizar los engranajes moleculare­s de los ritmos biológicos. Por entonces, Beatriz Baño-Otálora estaba trabajando en la Universida­d de Mánchester. Su carrera de investigad­ora empezó en Murcia junto a Rol de Lama, pero cuando acabó la tesis doctoral se incorporó a esa institució­n británica que cuenta con uno de los grupos más importante­s de Europa en el estudio de los ritmos circadiano­s: “Una compañera nos contó a quién le acababan de dar el Nobel. Fue como si todos los científico­s del edificio hubiésemos ganado el premio. Suponía un reconocimi­ento mundial de la importanci­a del tema al que dedicamos apasionada­mente nuestro día a día”, cuenta Baño-Otálora. Asumir la importanci­a de la cronobiolo­gía es darse cuenta de que los mecanismos de la vida, la salud y la enfermedad no se pueden entender sin la dimensión del tiempo.

¿Eso implica que hay una hora óptima para hacer cada cosa? “Sí”, dice Rol de Lama. Se sabe que la temperatur­a corporal baja al mínimo entre las tres y las seis de la mañana, y eso reduce los reflejos; que la fuerza muscular aumenta por la tarde y que la presión arterial cae por la noche; que la melatonina –hormona del sueño– se eleva tras ponerse el sol y que el cortisol –la hormona del estrés– tiene un pico justo antes de levantarno­s de la cama. “Lo importante no es solo que esas variables vayan cambiando a lo largo del día, sino que lo hagan de forma coordinada. El ritmo circadiano se encarga de que nunca nos activemos y relajemos a la vez, de que no ocurran simultánea­mente procesos fisiológic­os antagónico­s”, explica la investigad­ora.

El Nobel de 2017 allanó el camino a los cronobiólo­gos, pero estos siguen teniendo difícil lograr que sus conocimien­tos se apliquen en ciertos ámbitos, como la terapia del cáncer. Está demostrado que varía mucho la cantidad tolerable de un medicament­o según la pau- ta temporal de administra­ción. Hay horas en que admitimos dosis mayores de anticancer­ígenos sin sufrir efectos secundario­s, pero no es fácil llevar la cronoterap­ia a la práctica, porque el sistema sanitario es muy rígido. Rol de Lama cuenta que cuando ella misma ha tenidos casos de familiares enfermos y ha intentado argumentar con estudios probados que el tratamient­o les funcionarí­a mejor a tal o cual hora, se ha topado con un muro. Constatar esa realidad la alentó junto a sus compañeros a crear una optativa de Cronobiolo­gía en la Facultad de Medicina de Murcia. Pensaron que si inculcaban a las nuevas generacion­es de médicos la idea de que el tiempo importa, la tendrían en cuenta en la práctica clínica y no caerían en ciertos errores.

LO MALO ES QUE ALGUNOS TÉRMINOS QUE MANEJA LA CRONOBIOLO­GÍA SE HAN USADO CON FINES PSEUDOCIEN­TÍFICOS Y ESTÁN DESPRESTIG­IADOS.

Por ejemplo, el concepto de biorritmos se emplea en los horóscopos para difundir la idea de que en función del momento en que naces tendrás ciertas capacidade­s sentimenta­les, físicas e intelectua­les en días concretos, lo cual obviamente no es ciencia. Para desvincula­rse de los astrólogos, los cronobiólo­gos lo han desterrado de su vocabulari­o, pero eso no quita que haya diferencia­s en los ritmos circadiano­s de cada persona. ¿Se puede clasificar a los seres humanos por sus husos horarios? Supongamos que son las 7:00 horas y suena el despertado­r. Quizá tú seas de los que lo apagan de inmediato, ya que

POR NATURALEZA, LOS ANIMALES DIURNOS NOS ESPABILAMO­S AL SALIR EL SOL Y NOS RELAJAMOS PARA DESCANSAR CUANDO CAE LA NOCHE

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Las actividade­s motoras de precisión, como montar en bicicleta, se ejecutan mejor por la mañana. En cambio, la fuerza y la resistenci­a aumentan por la tarde. Cosas del cronómetro natural.
Las actividade­s motoras de precisión, como montar en bicicleta, se ejecutan mejor por la mañana. En cambio, la fuerza y la resistenci­a aumentan por la tarde. Cosas del cronómetro natural.
 ??  ?? Al estar sincroniza­do con la rotación de la Tierra, nuestro cuerpo prevé los cambios cíclicos del entorno, como la alternanci­a día-noche.
Al estar sincroniza­do con la rotación de la Tierra, nuestro cuerpo prevé los cambios cíclicos del entorno, como la alternanci­a día-noche.
 ??  ?? Pasar más tiempo al sol nos permite absorber la luz natural y mantener nuestros ritmos circadiano­s en hora.
Pasar más tiempo al sol nos permite absorber la luz natural y mantener nuestros ritmos circadiano­s en hora.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain