Un planeta cada vez menos verde
Cuando pensamos en la extinción de seres vivos, no solemos tener en cuenta que esta también afecta al reino vegetal. Incluso nos impacta más la noticia de la desaparición de un primate, un pájaro o una rana que, pongamos por ejemplo, la de un musgo o una especie de margarita, tal vez porque sentimos más empatía con los miembros de nuestro reino. Pero que tengamos poco que ver con una planta no es motivo para infravalorar su extinción: sin las verdes, la mayoría de formas de vida que conocemos no existirían, incluida la nuestra. Su mecanismo de desarrollo vital, la fotosíntesis, nos proporciona el aire que respiramos, agua limpia y alimentos. Además nos visten, nos dan su energía, nos ofrecen medicinas, nos protegen del calentamiento global y nos aportan conocimiento sobre la vida, entre otros beneficios. A cambio, las maltratamos, las explotamos y las despreciamos hasta el extremo de que hoy una de cada cinco plantas en el mundo se encuentra en riesgo de extinguirse, como señala Juan Gayá en el reportaje Al rescate de las plantas (pág. 58). Sí, salvo excepciones, la mano del hombre está detrás del problema. Paradójicamente, en ella también está la solución. Por las plantas y por nosotros, científicos de todo el mundo trabajan codo a codo para salvar, y conservar, el máximo número de especies vegetales.