ACTIVIDAD ELÉCTRICA
El encéfalo produce electricidad que, a su vez, genera campos magnéticos. Cuando las neuronas intercambian señales emergen patrones rítmicos de actividad eléctrica, como si fueran faros que parpadean intermitentemente a una velocidad determinada. Son las ondas cerebrales. La clasificación más aceptada distingue entre las delta (de 0,5 a 2 hercios o Hz), las theta (3,5-6 Hz), las alfa (8-12 Hz), las beta (18-30 Hz) y las gamma (por encima de 45 Hz).
Estas ondas se asocian a diferentes estados cognitivos. Las theta, por ejemplo, están relacionadas con el almacenamiento de la información. Midiéndolas, se puede calcular el grado de agudeza memorística. Por su parte, una persona enfrascada en una conversación interesante o un profesor que imparte clases producen ondas beta. Si nos sentamos a reflexionar o decidimos dar un paseo por un parque para relajarnos, el cerebro producirá numerosas ondas alfa. Estas también juegan un papel clave cuando intentamos concentrarnos en algo y es preciso bloquear áreas del encéfalo que resultan irrelevantes para esa tarea.
Las susodichas ondas les sirven a las neuronas para separar el trigo de la paja, es decir, los estímulos importantes de los secundarios. Dicho de otro modo, las diferentes frecuencias permiten clasificar la información antes de hacerla llegar a los centros cerebrales donde se toman las decisiones.
Si quieres medir la actividad eléctrica de tu órgano, ponte en contacto con cualquiera de los servicios técnicos especializados en electroencefalografía (EEG).