¿Y SI LO MEJOR DEL MÓVIL PLEGABLE NO ES EL MÓVIL? LOS PRIMEROS SMARTPHONES
YA LLEGAN DE ESTA CLASE. SE BASAN EN PANTALLAS FLEXIBLES QUE PODRÍAN TENER SUS USOS MÁS INTERESANTES EN OTRO TIPO DE DISPOSITIVOS.
Si hay que pronosticar cómo será el móvil estrella de 2019 a partir de los anuncios hechos en el Mobile World Congress celebrado a finales de febrero en Barcelona, no hay duda: uno que se doble. Y no se trata de ciencia ficción, porque los primeros smartphones plegables están a la vuelta de la esquina. En realidad, la idea lleva años dando vueltas por este tipo de ferias y congresos. Lo ha hecho en forma de prototipo, a la espera de una oportunidad comercial adecuada para pasar de la mesa de diseño a las estanterías y expositores de las
tiendas. Esa ocasión ha llegado gracias a las pantallas de oledes (siglas en inglés de diodos orgánicos emisores de luz). Una de las ventajas de la tecnología oled de estas pantallas es que permite fabricarlas sobre sustratos plásticos; además, al no necesitar retroiluminación, son superficies muy finas que se doblan sin que la pantalla deje de funcionar. El método con el que se fabrican no dista mucho del que usan las impresoras de inyección para depositar gotas de tinta sobre el papel; solo que en este caso se depositan los pequeños semiconductores orgánicos que crean la imagen.
No es un proceso sencillo ni barato, pero sí más común de lo que pensamos. Aunque sean rígidos, los últimos iPhone (X y Xs) y los Samsung Galaxy Edge emplean también estas pantallas flexibles, que se doblan en los bordes del teléfono para prescindir de los marcos. En el Galaxy Edge resulta muy visible, y de hecho es uno de sus rasgos distintivos. En los iPhone, Apple utiliza la técnica para que el grosor del marco sea igual en todos los lados del dispositivo. Si no se pudiese doblar el panel, las conexiones obligarían a que el marco inferior del móvil fuese algo más grueso que el resto. ESTAS PANTALLAS SON TODAVÍA MUCHO MÁS CARAS DE FABRICAR que las de cristal líquido, pero se espera que el precio baje de forma significativa en los próximos años, conforme aumente la demanda. De momento, han alcanzado un coste de producción lo suficientemente asequible como para que los fabricantes se arriesguen a construir con ellas los primeros dispositivos completamente plegables.
En estos nuevos teléfonos, las pantallas no se diferencian mucho de las de los iPhone y los Samsung mencionados –salvo en que son mayores–, pero no vienen laminadas con un cristal protector adicional, y poseen una superficie táctil construida también sobre un sustrato flexible. Esto posibilita que el conjunto pueda do
blarse sobre sí mismo. El resultado es un teléfono que cabe en una mano, pero que cuando resulta necesario se puede expandir hasta alcanzar las dimensiones de una pequeña tableta.
Hay varios modelos listos para llegar a las tiendas en los próximos meses, y todos vienen de Asia. A finales de febrero, la firma surcoreana Samsung presentó el Galaxy Fold, que en principio sale a la venta en los últimos días del mes de abril; unos pocos días más tarde, la china Huawei mostró su alternativa, con un diseño distinto: el Mate X, con el que podremos hacernos en la segunda mitad de 2019. Las también chinas Xiaomi y Oppo –esta última tiene su sede en Estados Unidos– aseguran que lanzarán pronto sus móviles plegables, al igual que la empresa Royole, otro fabricante del gigante asiático. LA MAYOR DIFERENCIA ENTRE LOS MODELOS ANUNCIADOS RADICA EN LA FORMA DE DOBLAR LA PANTALLA. En el Galaxy Fold se cierra hacia dentro, como si fuera un libro, y el dispositivo tiene una tercera pantalla en el exterior, que pasa a ser la principal cuando el aparato se pliega. En el Mate X, la pantalla queda en el exterior al doblar el dispositivo, y una de sus dos caras funciona como un teléfono móvil clásico cuando el equipo se halla plegado.
Son soluciones interesantes, sobre todo ahora que apuramos los límites ergonómicos de los smartphones. Salvo en contadas excepciones, nuestros teléfonos lucen pantallas tan grandes que ya resulta imposible manejarlos de forma cómoda con una mano, así que cambiar a uno plegable puede facilitarnos la vida. Pero estos llamativos diseños plantean ciertos problemas que tal vez estemos pasando por alto, debido a la emoción de ver por primera vez en años un cambio significativo en la forma de estos productos.
El pero más importante: aún no sabemos si esta novedad resulta tan útil como imaginamos. En teoría, a todos nos gustaría reunir las ventajas de una tableta y un smartphone en un solo dispositivo, pero hacerlo exige un peaje: los móviles así construidos son más pesados y consumen más energía, lo que obliga a poner más batería. Y la mayor parte del tiempo los seguiremos usando como un teléfono convencional, con la molestia añadida de ocupar las dos manos si queremos desplegarlo y usarlo como tableta.
Otro hándicap es el software. En los últimos años, Google ha intentado inculcar a los desarrolladores la idea de que deben crear apps independientes de las resoluciones y dimensiones específicas de pantalla, pero pocos lo hacen. Ni siquiera los mejores diseñan teniendo en mente una pantalla que va a cambiar su relación de aspecto y dimensiones de forma drástica mientras se usa la app. Esto quiere decir que pasarán unos años hasta que veamos la mayoría de las apps bien adaptadas y sacando partido de las posibilidades de estos dispositivos. QUEDA UNA ÚLTIMA DUDA: LA DURABILIDAD. Sin una lámina de cristal rígido protectora, es probable que estas pantallas sean frágiles; y dado su diseño, no es fácil crear carcasas o fundas que las protejan sin limitar de algún modo su uso. Pese a todo, incluido el exagerado precio de los primeros modelos (¡los de Samsung y Huawei no bajarán de los 2.000 euros!), nos hallamos ante un desarrollo clave en la electrónica de consumo.
Aunque los móviles plegables no cuajen y prefiramos seguir con los actuales, las pantallas flexibles darán lugar a usos novedosos: las superficies irregulares de objetos cotidianos mostrarán información cuando nos acerquemos a ellas. En unos años, la televisión podría parecerse a una lámina de papel pintado que se adhiere a la pared, aunque esta sea curva; y en nuestras muñecas llevaremos pulseras y relojes en los que toda la correa –y no solo la esfera– reproducirá datos e imágenes. Este futuro soñado se encontrará mucho más cerca en los próximos meses gracias al desembarco de estos nuevos teléfonos.
REUNIR EN UN SOLO APARATO LAS VIRTUDES DE UN MÓVIL Y UNA TABLETA ES EL GRAN RECLAMO DE ESTA NUEVA TECNOLOGÍA