LAS EMISIONES Y LAS MODAS
En los últimos años sE ha acEntuado dE forma llamativa la tEndEncia dE adquirir vEhículos suv. A nadie le pasa de inadvertida la presencia de frontales poderosos, calandras cada vez más pronunciadas y equipos ópticos en la misma línea de diseño. Con esto no digo que no sean de mi devoción, al contrario. Creo que se trata de carrocerías que han dado lugar a coches cada vez más versátiles y que han evolucionado enormemente en seguridad y confortabilidad. Pero volvamos a la realidad y a los datos concretos. En 2018, más de la mitad de las marcas aumentaron sus emisiones respecto al ejercicio anterior.
No nos echemos las manos a la cabeza porque tiene una explicación. El pasado año vimos cómo se demonizó el diésel de forma populista e indocumentada. Obviamente estoy a favor de un mundo con cero emisiones, pero también vivo en un mundo con necesidades reales que incluyen el poder desplazarse. Esta demonización produjo directamente un descenso de ventas de coches con propulsores diésel, pese a que paradójicamente se trata de los motores de combustión que en este momento menos contaminan. A partir de ahí aumentaron las ventas de gasolina unidos a la moda SUV que mencionábamos. Esta fue la causa de que la contaminación en la industria de la automoción se disparase.
¿Qué nos deparará el futuro? Para el próximo año, según la nueva normativa que se amplía a través de la WLTP –procedimiento para determinar las emisiones y consumos homologados por la UE–, la media de una marca por coche vendido no podrá superar los 95 g/km de CO . El 2 no cumplimento se sancionará con multas importantes que pondrán a los fabricantes en la tesitura de tener que dejar de vender modelos que aumenten el total de sus emisiones, ya que les puede salir caro.