EL BREXIT Y EL AUTOMÓVIL
el ENDIABLADO PROCESO QUE VIVE el REINO UNIDO se traduce para la economía del ciudadano de a pie en números negativos, con las consiguientes repercusiones políticas y sociales. La industria del automóvil no saldrá de rositas, ni mucho menos. De momento, la incertidumbre de no saber si los británicos van a salir de Europa por la puerta principal o por la de atrás hace que en el Reino Unido hayan caído casi un 7 % las matriculaciones y haya disminuido un 50 % la inversión en el sector. No es extraña la gran preocupación del país respecto al empleo en la industria de la automoción.
Diversos estudios prevén que un divorcio a las bravas con la UE supondría la destrucción de más de seiscientos mil empleos solo en el Reino Unido y de más de cien mil en Alemania. Polonia, Italia y China no se quedarían muy lejos. Estas previsiones poco halagüeñas sacudirán proporcionalmente a la industria del automóvil en las exportaciones e importaciones. Y aunque España no aparece entre los primeros perjudicados, no debemos olvidar que somos uno de los principales productores a nivel mundial. La Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles del Reino Unido (SMMT) ha valorado en seis mil millones de euros lo que le costará a la industria del automóvil de su país un brexit sin acuerdo.
Por otro lado, los coches británicos subirán de precio una media de tres mil euros en la Unión Europea. Y si vives en el Reino Unido y compras un modelo procedente de la UE, tendrás que pagar unos 1.700 euros más por él. No es extraño que marcas como Jaguar y Land Rover calculen que tendrán que afrontar una factura anual extra de unos 1.400 millones de euros. Por su parte, Mini se plantea sacar parte de su fabricación a Holanda. Y todos sabemos que en este negocio las incertidumbres se traducen directamente en resultados negativos.