HIDEO KOJIMA, EL GENIO JAPONÉS
A sus 56 años, Kojima se define con sencillez: “Soy un creador de juegos”. Cierto, pero incompleto. También es un gurú de una industria que revoluciona cada cierto tiempo. Ahora lo hace con Death Stranding. ¿Cuáles son las fuentes de su inagotable creatividad?
Kojima siempre quiso dirigir cine –“el 70% de mi cuerpo está hecho de películas”, proclama en su perfil de Twitter–, y eso se nota en sus historias, pero lleva más de treinta años inventando juegos y controlando su producción, como si de un genio renacentista trasladado al futuro se tratara. Ha creado un rico universo repleto de referencias cinematográficas y novedades tecnológicas que le ha granjeado el respeto y la admiración tanto de profesionales como de aficionados. Cuando Kojima habla, todos le escuchan: saben que él ve antes que nadie por dónde irán los tiros en el mundo de los videojuegos. Y lo demuestra con hechos, como vuelve a dejar claro con el lanzamiento de su última genialidad, Death Stranding, que él mismo define como “un tipo de juego de acción completamente nuevo”.
¿QUé INSPIRA A ESTE HOMBRE DE ASPECTO JUVENIL y creatividad desenfrenada? Cuando comenzó a trabajar, los juegos eran simples y nada realistas. Su objetivo siempre fue cambiar eso. De ahí que sus títulos se caractericen por presentar tramas complejas, pobladas por personajes que desprenden humanidad y con los que resulta fácil identificarse, pese a que se mueven por mundos de fantasía. Como dijo en una entrevista para la cadena televisiva Sky News: “No quiero que mis personajes sean líneas de código. Lo que busco es que estén vivos, que parezcan personas”. Este interés por las historias muy elaboradas y los protagonistas con matices refleja la gran influencia de las películas y las series de televisión en el universo privado de Kojima.
IMÁGENES INSPIRADORAS. En la citada conversación con Sky News, nuestro hombre admitió que ver películas le ayuda para su trabajo: “Me enseñan cómo es la gente y me muestran mundos y épocas que me inspiran. Además, me recuerdan que hay muchas personas creativas que se esfuerzan mucho, y eso me motiva en los momentos difíciles que hay durante el proceso de desarrollo de un juego, que es largo y duro”.
¿Y qué pasa con Death Stranding, qué hay tras este juego? Una obsesión por la conexión, por los vínculos humanos, y una alegoría de nuestra época. “El escenario es la América del futuro, pero mi intención es que los jugadores no la identifiquen, que piensen que no es más que el sitio en el que les ha tocado estar. Es un mundo fragmentado, aunque todos están conectados por internet”.