EVOLUCIÓN A PEDIR DE BOCA
Como reconoce Jonathan Silvertown en el prólogo de su interesantísimo Cenando con Darwin, hay una cierta inflación de libros sobre comida. ¿Se puede decir algo nuevo? Pues eso es lo que se propuso este biólogo y profesor británico, que define su obra como una invitación a sentarse a la mesa a través de la historia evolutiva de los alimentos.
En primer lugar, conviene recordar que una definición correcta de ser humano sería “animal que cocina”, innovación que probablemente nos permitió desarrollar un cerebro grande y complejo. Y a partir de ahí, Silvertown aborda los orígenes de la agricultura –una forma de selección artificial–, las razones por la que nos chiflan ciertas cosas y nos dan asco otras o cómo las estrategias químicas de las plantas para defenderse de sus depredadores confieren, por ejemplo, su sabor a las especias.