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¿CONOCES LA TEORÍA DEL CAOS? COMPROBAR LA VERACIDAD DE SUS PREMISAS ES POSIBLE CON LA AYUDA DE TECNOLOGÍA POCO SOFISTICADA.
En 1972, el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz (1917-2008) pronunció en una conferencia una frase que iba a hacerse famosa: “El aleteo de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Texas”. Con esta afirmación, Lorenz puso sobre la mesa lo que pasaría a conocerse como efecto mariposa. Sus poéticas palabras pretendían transmitir la idea de que un pequeño cambio en las condiciones iniciales de un sistema puede alterar por completo la evolución de este.
EL ORDEN DEL DESORDEN
En los años sesenta, Lorenz desarrollaba modelos computacionales para hacer previsiones meteorológicas. Al repetir unos cálculos, pero introduciendo mínimas variaciones en los valores iniciales, obtenía cambios drásticos en los resultados a largo plazo. Al principio, se pensó que esto sucedía, bien porque los datos iniciales no eran suficientemente precisos, bien porque aún no se controlaba la evolución del proceso estudiado. Pero la realidad se impuso: lo que pasaba es que el sistema investigado por Lorenz –el clima– era en esencia indeterminado y caótico. Mínimas perturbaciones en la atmósfera pueden transformarlo drásticamente. Así, Lorenz hizo una aportación importante a la teoría del caos, que se usa en la física, la meterorología, la biología, la economía y otras ciencias para estudiar sistemas muy dinámicos, complejos y sensibles a cambios nimios.
NO HAY DOS IGUALES
En este experimento comprobamos la veracidad de la teoría del caos. Modificaciones mínimas producen alteraciones importantes en nuestro modesto sistema dinámico, compuesto por dos ventiladores enfrentados que generan un flujo de aire capaz de suspender la cinta de un viejo videocasete VHS. La distancia entre los ventiladores, su altura y la potencia del flujo de aire son clave, y cualquier variación cambia el resultado. No hay ecuación que pueda explicar la evolución del sistema. Si tocas algo –la posición inicial de la cinta, el aire del laboratorio, el movimiento del brazo del experimentador al lanzar la cinta...–, el movimiento diverge. Cuando funciona, resulta mágico, y la cinta se cimbrea majestuosamente en un equilibrio inestable y efímero.