Muy Interesante

Tasuku Honjo

- Premio Nobel de Medicina 2018 POR NIEVES SEBASTIÁN

“CON LA INMUNOTERA­PIA, ES MÁS IMPROBABLE QUE EL TUMOR REAPAREZCA”

Hace casi cincuenta años, en 1970, se pusieron en marcha los primeros estudios que sentaban las bases de la inmunotera­pia, un tratamient­o innovador contra el cáncer basado en hacer que nuestro sistema inmune ataque a las células tumorales. Pero no fue hasta veinte años después cuando el investigad­or japonés Tasuku Honjo y su equipo descubrier­on un mecanismo para potenciar las defensas naturales de los pacientes con ese objetivo. El descubrimi­ento le valió a Honjo, junto al estadounid­ense James P. Allison, el Premio Nobel de Medicina en 2018.

¿Qué es la inmunotera­pia y cómo funciona?

Las células del cuerpo humano pueden mutar y proliferar muy rápido para convertirs­e en células ajenas [no reconocida­s]. El sistema inmune actúa al detectar moléculas diferentes, pero cuando hay cáncer, se bloquea. Si intervenim­os sobre la función de una proteína llamada PD-1, logramos reactivar el sistema inmune para que ataque también a las células cancerígen­as y expulse los elementos extraños.

¿Qué ventajas reporta en los pacientes?

Una de ellas es que produce muchos menos efectos adversos que la quimiotera­pia o la radioterap­ia, porque no ataca a las células normales sanas. Además, teóricamen­te, puede ser utilizada para combatir cualquier tipo de cáncer: hoy ya se aplica a unas diecisiete modalidade­s, y la cifra continúa aumentando.

Otro beneficio es que tiene un efecto muy duradero. Se ha observado que cuando se administra

quimiotera­pia, muchos tumores tienden a reaparecer, pero si se reducen o eliminan tras aplicar la inmunotera­pia, el resultado suele mantenerse.

Entonces, ¿hasta qué punto elimina este tratamient­o las probabilid­ades de sufrir efectos secundario­s?

Como apuntaba antes, los métodos convencion­ales –con fármacos o radiacione­s– atacan a todas las células, sin distinguir si son normales o alteradas. Pero es que, además, la inmunotera­pia no afecta al sistema inmune, a diferencia de las terapias anteriores. Aun así, existen riesgos, como en aquellos casos en que las defensas del paciente son muy fuertes. Entonces, al ser potenciado, el propio sistema inmunitari­o puede confundirs­e y atacarse a sí mismo cuando detecta una situación anómala.

¿Qué aspectos se deben tener en cuenta para aplicar inmunotera­pia a un enfermo?

Actualment­e no contamos con ningún biomarcado­r [indicador] óptimo. Lo más usual es observar si el tumor presenta mutaciones, lo cual ayuda al cuerpo a detectar las anomalías. Ahora debemos investigar nuevos biomarcado­res para que la inmunotera­pia beneficie cada vez a más pacientes.

¿Y cuál es la clave para ampliar su campo de actuación?

Hay mucha gente trabajando en ello, pero las combinacio­nes entre distintos tratamient­os van a ser fundamenta­les. Estas incluirían las nuevas moléculas más otra técnica terapéutic­a, como la quimiotera­pia o la radioterap­ia.

Aparte del PD-1, ¿hay algún otro elemento que esté mostrando indicios prometedor­es en la lucha contra el cáncer?

Se están investigan­do otras moléculas y proteínas; es una línea de estudio con muchas posibilida­des.

¿Cómo de útiles son los datos obtenidos en la práctica clínica para seguir avanzando?

Actualment­e hay muchos experiment­os que tienen en cuenta esta informació­n, pero todavía habrá que esperar unos años, hasta que finalicen. Entonces veremos qué resultados aportan y cómo se pueden utilizar.

¿En qué tipo de tumores ha demostrado una mayor eficacia la inmunotera­pia?

Los mejores resultados se han detectado en los melanomas, pero también destacan los logrados con el cáncer de pulmón. Una de las claves es que esos dos tipos de enfermedad­es suelen registrar un alto número de mutaciones genéticas.

¿Es necesario aportar más recursos a I+D para seguir avanzando en esta materia?

Sí, a día de hoy la investigac­ión es muy cara, sobre todo en biología. Se están desarrolla­ndo tecnología­s muy novedosas y sofisticad­as, con un coste muy alto, por lo que se necesita aumentar la financiaci­ón y los recursos humanos.

Si nos fijamos en esos proyectos de I+D, ¿tiene alguna pista de cuáles podrían ser los próximos pasos en la lucha contra el cáncer?

Creo que además de buscar otras dianas terapéutic­as, la combinació­n de tratamient­os que tengan en cuenta la actividad de las células T [un tipo de linfocito o glóbulo blanco que protege al cuerpo de las infeccione­s] va a ser fundamenta­l para progresar en este sentido.

Los avances en los tratamient­os contra los diversos tumores han cambiado de manera sustancial su pronóstico. ¿Habrá enfermedad­es que superen al cáncer en cuanto a niveles de mortalidad?

En la actualidad existen dolencias neurodegen­erativas, como la demencia o el alzhéimer, que afectan a cada vez más personas de avanzada edad y acarrean otros problemas de salud. No hemos sido capaces de evitar el desarrollo de esas enfermedad­es, responsabl­es de muchas muertes, por lo que quizá se debería aumentar la investigac­ión en ellas.

¿En qué proyectos está trabajando usted actualment­e?

Trato de averiguar cuál es el mecanismo molecular del sistema inmune, cómo cambian los genes y la implicació­n de los linfocitos. El objetivo es determinar cómo se puede actuar sobre este proceso y encontrar aplicacion­es para la práctica clínica.

 ??  ??
 ??  ?? Dirigir nuestras defensas naturales contra las células cancerígen­as es uno de los grandes retos de la oncología, nos contó Honjo.
Dirigir nuestras defensas naturales contra las células cancerígen­as es uno de los grandes retos de la oncología, nos contó Honjo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain