Crónicas del futuro: tu próximo pedido llegará volando
LA MENSAJERÍA CON DRONES ERA UNA FANTASÍA DE CIENCIA FICCIÓN HACE SOLO UNA DÉCADA. HOY ES UNA REALIDAD LISTA PARA IMPLANTARSE EN MULTITUD DE ESCENARIOS.
Al repartidor de comida del futuro no tendremos que abrirle la puerta sino la ventana, al menos si Uber se sale con la suya. A finales del pasado mes de octubre, esta empresa estadounidense presentó un nuevo vehículo de reparto de comida a domicilio pensado para su servicio Uber Eats, que en vez de transportar personas –la imagen que asociamos con la firma– lleva comida a domicilio desde restaurantes cercanos. El aparato se probará en la ciudad de San Diego a lo largo del próximo año, pero no tendrá ruedas, sino alas, porque es un dron con seis hélices y alas rotatorias. De despegue vertical, una vez en al aire se reconfigurará para adoptar un diseño aerodinámico más parecido al de los aviones, con el que logrará mayor velocidad y alcance. El objetivo es que lleve el pedido de dos personas en un radio máximo de 20 kilómetros en menos de ocho minutos. No tan rápido como un camarero que lleva la comanda a la mesa, pero casi.
Si todo marcha bien, el servicio estaría disponible en 2023. Bastará con abrir la aplicación y pedir lo que se quiera: diez minutos más tarde, la comida aterrizará a unos metros de distancia. En un primer momento, estos drones volarán desde los restaurantes a centros de logística en los suburbios de las ciudades, donde conductores tradicionales tomarán el relevo para finalizar el reparto. Con este sistema es posible ahorrarse el tráfico habitual del centro de las grandes urbes –donde se concentran los restaurantes más demandados–, que implica que los tiempos de reparto superen a menudo los 45 minutos. Más adelante podrán aterrizar en el jardín de casa con una cena caliente.
¿ES UNA EXTRAVAGANCIA EL PROYECTO DE UBER?
Tal vez, pero la idea del reparto por drones ha pasado de visión solo apta para películas de ciencia ficción a convertirse en una posibilidad muy real de nuestro futuro inmediato. A principios de octubre de este año, por ejemplo, la empresa de mensajería UPS recibió la primera licencia de la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA, por sus siglas en inglés) para crear una aerolínea de drones de reparto en ese país. Esta licencia es importante, porque incluye una exención de la norma que obliga a los
operarios de estas aeronaves manejadas a distancia a mantener en todo momento contacto visual con los dispositivos. Gracias al permiso, UPS ha lanzado un servicio de mensajería comercial que lleva muestras y medicamentos a hospitales rurales alejados de laboratorios médicos. Es lo mismo que la empresa californiana Zipline –creada en 2014– lleva a cabo en áreas rurales de Ruanda y Ghana, donde ya ha distribuido más de 7.000 bolsas de sangre para transfusiones.
Como era de esperar, Amazon se ha implicado en el prometedor negocio del reparto comercial aéreo. Ya en 2013 anunció su intención de realizar envíos con drones, y se ha hecho con una licencia parecida a la de UPS, con la que ha iniciado varias experiencias piloto. La empresa estudia distintos diseños de drones para comenzar pronto a entregar algunos de sus paquetes, sobre todo en áreas remotas donde no es fácil o práctico enviar un conductor. En Estados Unidos, las cadenas Domino’s Pizza y Pizza Hut han probado ya el reparto de pizzas con drones, de momento casi más como maniobra publicitaria que como alternativa real al envío tradicional, pero con la vista puesta en un futuro en el que parte de los pedidos no tengan que completarse en moto o en coche.
No es un fenómeno exclusivo de potentes empresas estadounidenses o de proyectos solidarios en regiones recónditas. En España, Correos comenzó en 2015 sus pruebas con drones como complementos a sus rutas de distribución tradicional de paquetería. La primera entrega tuvo lugar en la localidad asturiana de Sotres, situada en el corazón de los Picos de Europa.
EL INTERÉS POR ESTE TIPO DE DISTRIBUCIÓN SE DEBE A SUS CLARAS VENTAJAS.
Libres de la tiranía que imponen las dos dimensiones de las carreteras y calles que hoy usan los repartidores, los envíos se pueden hacer de forma mucho más rápida y eficiente. No solo es posible trazar líneas rectas desde el punto de partida al destino, sino que hay un espacio aéreo disponible en el que superponer varias rutas. Muchas de las pruebas piloto que hacen estas empresas, de hecho, se enfocan al desarrollo del software de control aéreo que permita a un enjambre de drones operar con eficiencia y seguridad, sin colisiones ni embotellamientos.
Esta flexibilidad logística resulta necesaria, porque el volumen de envíos empieza a ser insostenible en algunos lugares. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, se entregan ya a diario más de un millón de paquetes. Furgonetas de reparto de varios servicios de mensajería recorren las calles durante toda la jornada llevando
cajas de Amazon o Fresh Direct –un importante supermercado a domicilio– a los habitantes de los miles de edificios de apartamentos repartidos por la ciudad. A ese tráfico hay que sumar el de los repartidores de comida, los mensajeros tradicionales y, por supuesto, el de los servicios de transporte de pasajeros que compiten con los taxis.
Todos contribuyen a que la velocidad media del tráfico en la ciudad haya bajado un 23 % en la última década. Y eso que estamos aún en una época de aceptación del comercio electrónico, del que no todo el mundo se fía. Los analistas apuntan a un crecimiento de dos dígitos en el número de envíos durante el próximo lustro.
LOS DRONES NO VAN A SER UN SUSTITUTO PARA TODOS LOS TRANSPORTES,
pero pueden aliviar parte de la carga que ahora recae sobre las empresas tradicionales de reparto, sobre todo en los casos en los que el tiempo de entrega sea crucial, o en áreas remotas donde enviar un repartidor humano resulte imposible.
EN NUEVA YORK SE ENTREGAN A DIARIO MÁS DE UN MILLÓN DE PAQUETES. USAR DRONES ALIVIARÍA EL TRÁFICO RODADO