CUANDO SUEÑA, EL CEREBRO CORTA AMARRAS CON EL EXTERIOR
uestra inquietante vida onírica tiene una función incierta. Algunos científicos consideran que sueños y pesadillas nos ayudan a asimilar las experiencias y emociones de la vigilia y a consolidar lo aprendido. Serían vitales, por tanto, y eso explicaría la conclusión de un equipo de investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, la Escuela Normal Superior de París y la Universidad Monash (Australia): durante la etapa del descanso en la que llevamos una existencia imaginaria –la fase de movimientos oculares rápidos (REM)–, el cerebro reduce la entrada de información del exterior. Los autores del trabajo piensan que así protege el desarrollo de los sueños, esenciales para el procesamiento y organización de los estímulos que recibimos.
NLos científicos analizaron el sueño matutino –por lo general oníricamente rico– de dieciocho personas a las que pusieron grabaciones de charlas en francés y murmullos ininteligibles. Mediante electroencefalogramas y un software de inteligencia artificial comprobaron que el cerebro sigue pendiente del exterior incluso cuando se duerme y que durante el sueño ligero prioriza la atención a las conversaciones con sentido. Pero cuando los voluntarios entraban en la fase REM y soñaban, sus neuronas cortaban la atención a esas charlas. En suma: durante el descanso, nuestro órgano pensante elige qué información del exterior seguir, en función de si soñamos o no.