Muy Interesante

¿Y MAÑANA QUÉ COMEMOS?

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Cuando el 31 de diciembre de 2049 suenen las doce campanadas, habrá más de 9000 millones de humanos celebrándo­lo. No tendremos uvas para todos. Y, siendo tantos, podrían faltarnos alimentos. O al menos, aquellos a los que estamos habituados. Seguir comiendo carne, fruta y verduras como lo hacemos hasta ahora será insostenib­le, advierten los expertos.

En lugar de eso, cuando vayamos al súper (o más bien cuando hagamos la compra desde el móvil) encontrare­mos ofertas de carne hecha a partir de células madre, pollo sintético y hamburgues­as no son inagotable­s, pero les falta poco. Ofrecen una alternativ­a a la proteína animal muy interesant­e desde el punto de vista nutriciona­l. Y resultan bastante más sabrosos de lo que imaginas. Especialme­nte los escarabajo­s, las orugas y las hormigas culonas de Colombia.

Las ollas, sartenes y batidoras coexistirá­n con un nuevo electrodom­éstico: la impresora 3D de alimentos. Un aparato del que saldrán platos de comida personaliz­ados conforme a nuestras necesidade­s dietéticas, impresos píxel a píxel con los ingredient­es que carguemos en sus cartuchos.

tierras raras, elementos químicos que son muy caros y no existen en la naturaleza de manera abundante, lo cual resulta poco sostenible. Nosotros los sustituimo­s por proteínas que producimos en bacterias. Es una alternativ­a ecológica –cuando se degradan no causan ningún problema– y barata de producir.

¿Y cómo se obtienen esas proteínas?

Las fabricamos en la bacteria Escherichi­a coli, un microorgan­ismo muy versátil que podemos modificar genéticame­nte para nuestros fines. En el fondo, es igual que hacer pan: cogemos los microorgan­ismos, les damos comida y los conservamo­s a una temperatur­a de 37 ºC en una fermentado­ra, donde no paran de girar. Entonces, a la mitad de la producción, pasamos los microorgan­ismos por una batidora. En nuestro caso, eso destruye las E. coli y libera las proteínas que se encuentran en su citoplasma. De esa forma, podemos aislarlas y trabajar directamen­te con ellas.

Hablamos de proteínas bioluminis­centes, ¿verdad? Exacto. Son las que utilizan las medusas para comunicars­e entre ellas en la oscuridad del mar. Sus células generan una reacción química que emite luz azul de alta energía, y luego las proteínas la tiñen de verde o naranja, los signos de su particular lenguaje.

¿Y qué colores adoptan vuestras proteínas?

Los que tú quieras, toda la gama cromática. Porque nuestro objetivo es el mismo que el de los ledes actuales: lo que hacemos es combinarla­s para generar luz blanca.

 ??  ?? in vitro elaboradas con proteína vegetal, como las que ya fabrica la empresa Impossible Foods. Alimentos de laboratori­o que serviremos acompañado­s de espaguetis de mar, wakame y otras algas –uno de los recursos marinos más abundantes y menos explotados– ricas en minerales, vitaminas, omega-3 y proteínas.
Otra cosa que tienen clara los expertos en alimentaci­ón es que, en un mundo superpobla­do, no nos quedará otra que comer insectos. Algo que hacen ya 2000 millones de personas y que acabaremos imitando el resto en unas décadas. Razones hay de sobra. Para empezar,
Bon appétit!
in vitro elaboradas con proteína vegetal, como las que ya fabrica la empresa Impossible Foods. Alimentos de laboratori­o que serviremos acompañado­s de espaguetis de mar, wakame y otras algas –uno de los recursos marinos más abundantes y menos explotados– ricas en minerales, vitaminas, omega-3 y proteínas. Otra cosa que tienen clara los expertos en alimentaci­ón es que, en un mundo superpobla­do, no nos quedará otra que comer insectos. Algo que hacen ya 2000 millones de personas y que acabaremos imitando el resto en unas décadas. Razones hay de sobra. Para empezar, Bon appétit!

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