¿Homo sapiens, nada más?
Hace 65 000 años, el sudeste asiático era un mosaico de humanos arcaicos diferentes. Además de los representantes de nuestra especie, Homo sapiens, había por lo menos otros tres tipos de homininos en la región: los pequeños Homo floresiensis, los recientemente descubiertos en Filipinas luzonensis y los misteriosos denisovanos. No hay ninguna prueba en el registro arqueológico de que otros seres humanos, aparte de los de nuestra especie, hubiera afrontado el exigente viaje por mar entre el sudeste de Asia y el continente de Sahul, pero algunos indicios genéticos sugieren que pudo suceder.
A partir de la secuenciación de ADN de humanos actuales, sabemos que se produjeron al menos dos hibridaciones entre nuestros ancestros y los denisovanos en la región que abarca el sudeste asiático y Sahul. Una de ellas se localiza en algún punto entre Sumatra y Borneo, pero la otra tiene su foco en Nueva Guinea, que en los tiempos de la ocupación humana de Australia formaba parte de Sahul y por tanto estaba unida por tierra a aquella. Esto plantea un nuevo misterio: ¿cómo y cuándo llegaron los denisovanos a Nueva Guinea? ¿Es una prueba de que tenían capacidad de hacer viajes por mar? Michael Westaway, de la Universidad australiana de Queensland, afirma que “sabemos muy poco sobre ellos, pero desde luego la presencia de denisovanos en Nueva Guinea cambiaría por completo las reglas del juego sobre la ocupación de Sahul”.
Sobre estas líneas, el hombre de Flores, uno de los homininos presentes en el sudeste asiático y Oceanía en la época del poblamiento de Australia. Los otros, más arriba, eran los Homo luzonensis (hueso del pie) y los denisovanos (recreación de un individuo).