Embalses: fuente de metano
Se calcula que en el mundo hay más de 16,7 millones de embalses de más de 100 m2, y su número sigue creciendo para satisfacer las demandas de producción de energía hidroeléctrica. Un equipo de científicos de la Universidad de Granada (UGR) estudia la contribución de los embalses al cambio climático y su importancia como emisores de gases de efecto invernadero (GEI).
Los investigadores han efectuado mediciones en doce embalses andaluces y han encontrado que en todos se produce y emite metano. “Los embalses ni siquiera aparecen en los balances globales de GEI, pero sí que se deberían tener en cuenta dada la enorme superficie que ocupan”, nos explica Elizabeth León-Palmero, investigadora predoctoral de la UGR que acaba de publicar dos artículos científicos sobre este tema.
En uno de ellos se analizan las variables que más influyen en la producción de metano en los embalses durante los distintos periodos que marcan la dinámica de los mismos. Las más relevantes, con una importancia que varía en función de la estación del año, son la abundancia de fitoplancton, la profundidad media y la temperatura. “En cuanto a la dinámica del metano, los embalses funcionan de forma parecida a los lagos, pero hay que tener en cuenta que los primeros se construyen siempre cerca de poblaciones, por lo que reciben más impactos –reflexiona la investigadora–. Por ejemplo, sabemos que el fitoplancton determina la producción de metano tanto en presencia como en ausencia de oxígeno. Si tenemos embalses cerca de ciudades y sistemas agrícolas, van a recibir más nutrientes, aumentará la abundancia de fitoplancton y se generará más metano”. Entre las soluciones, según Léon-Palmero: controlar las aguas residuales de las ciudades y las entradas de nutrientes procedentes de la actividad agrícola.