El medio geográfico natural y humano
No es extraño que sea tan difícil escudriñar el rastro histórico humano en el bosque tropical más extenso del planeta, que ocupa más de cinco millones y medio de kilómetros cuadrados del total de siete que tiene toda la cuenca del Amazonas, compartida por nueve países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Si la cuenca amazónica fuera un país, sería el noveno más grande del mundo. El río recorre 7062 km según las últimas mediciones, sin que haya ningún puente que lo cruce a lo largo de todo el cauce. La anchura media en el curso bajo está entre 2 y 10 km, pero en épocas de crecida puede superar los 50. El estuario mide 240 km de ancho.
La densísima vegetación se debe a un índice de pluviosidad anual medio de 2300 mm, que en algunas zonas se eleva a los 6000. El agua empapa tanto que en algunas áreas el suelo siempre está oscuro. Entre los afluentes y el cauce principal, el caudal amazónico constituye la quinta parte del agua dulce líquida de todo el planeta y alimenta una biodiversidad sin parangón, de cuyas plantas sale el 20 % del oxígeno mundial y el 25 % de todos los medicamentos que hoy existen.
Tan rica vegetación, aún no conocida en su totalidad, es el hábitat de miles de especies animales (y las que quedan por descubrir), algunas peligrosas y mortales. Abundan las boas constrictor, las anacondas y otras serpientes terroríficas, la tarántula Goliat, los jaguares, la hormiga bala, las pirañas, la rana dardo, la araña del bananero, los caimanes, las anguilas eléctricas y toda clase de temibles mosquitos. Esto haría perecer a cualquiera que se internara en la selva sin protección y en el que han aprendido a sobrevivir los pueblos indígenas, algunos aún no contactados. La última tribu desconocida fue avistada en 2015. Se trataba de los mashco piros, nómadas de las selvas fronterizas entre Brasil y Perú. En otros casos, son los indígenas los que salen voluntariamente al encuentro del mundo moderno, como ocurrió en 1996 con los korubos y en 2014 con los xinanes y los awá guajás, en la Amazonía brasileña.