EL PUERTO ESPACIAL DEL PAÍS DEL SOL NACIENTE
Desde cierta distancia, podría parecer uno más de los miles de aeropuertos que salpican el planeta. Las peculiares líneas de sus edificios, predominantemente curvas, nos llamarían la atención, por supuesto, pero la razón de ser de esta instalación situada en la bahía de Tokio no es su arquitectura, sino su función: se trata de un puerto espacial, y las aeronaves que parten de él difieren notablemente de los aviones convencionales, pues llevan a cabo vuelos suborbitales, por encima de la línea de Kármán, a más de 100 km de altura.
El equipo de arquitectos de la firma japonesa Noiz, que ha ideado el proyecto –aún en fase de concepto–, en colaboración con distintas instituciones, entre ellas la asociación Space Port Japan, no solo mantiene que es posible acometer su construcción, sino que tal cosa será necesaria en los próximos años. Los datos que maneja la multinacional financiera Morgan Stanley parecen apoyarlo, ya que, según sus estimaciones, en las próximas tres décadas la industria aeroespacial pasará de mover 400000 millones de dólares a casi un billón. El sector está en auge, y hay que estar en él.
CON LA MENTE EN LAS ESTRELLAS. Lo que Noiz y Space Port Japan plantean es alzar un complejo que, además de dar servicio a los viajeros, sirva de punto de encuentro para todos aquellos que tengan intereses en el espacio. Así, organizados en distintos niveles, también albergará un hotel, museos, gimnasios, salones de conferencias... Y todo ello conectado mediante un ecosistema de transportes limpios y autónomos.