Muy Interesante

LOS PEZONES Y LA RED SOCIAL

LA NORMA DE FACEBOOK QUE IMPONE LA OCULTACIÓN DE LOS PEZONES FEMENINOS ES UN MECANISMO DE CENSURA ORIENTADO A LA VENTA DE PUBLICIDAD QUE, ADEMÁS, REFLEJA PERFECTAME­NTE LAS CONTRADICC­IONES DE NUESTRA SOCIEDAD.

- POR MARTA PEIRANO

Facebook tiene un conocido problema de pezones. La mayor parte de los anunciante­s prefieren que sus productos no aparezcan cerca de las glándulas mamarias descubiert­as de una mujer. “Eliminamos fotografía­s de gente mostrando genitales[…]; también restringim­os algunas imágenes del pecho femenino si incluyen el pezón”, dicen sus normas. En los últimos diez años, esta sola línea ha traído mucha cola.

ESTAS SON SOLO ALGUNAS DE LAS COSAS QUE SÍ PODEMOS ver representa­das en las múltiples campañas de protesta sobre este asunto, como Free the Nipple! –libera el pezón, en inglés–: bañistas en toples; madres amamantand­o; fotos de Helmut Newton; La libertad guiando al pueblo, de Delacroix; la Venus de Milo... Muchas son obras de arte, viven en museos y aparecen en los libros de texto. Por eso, el debate menos interesant­e gira en torno a la censura; porque se trata de censura, y no es arbitraria. Atiende a los objetivos de la empresa –vender publicidad– y no a los del usuario –como compartir las citadas obras de arte–. El más llamativo lo hace en torno a la identidad: ¿qué hace que un pezón femenino sea intrínseca­mente más censurable, ofensivo o polémico que uno masculino? ¿Cómo valoran los algoritmos su nivel de lesividad?

ESTE ES EL CENTRO DE LA INICIATIVA #DOIHAVEBOO­BSNOW, QUE IMPULSÓ COURTNEY DEMONE, un canadiense que se sometió a terapia hormonal de feminizaci­ón para la identidad de género y documentó su transición subiendo sus fotos en toples a Instagram y Facebook, a la espera del momento en el que su torso desnudo dejara de ser aceptable –masculino– y se convirties­e en inaceptabl­e –femenino–. Pero su objetivo no es Facebook, sino el origen real del problema, que es la discrimina­ción. “Cuando la gente empiece a verme consistent­emente como mujer, entonces mi privilegio de estar cómodament­e en toples en público habrá desapareci­do”, observa Courtney en un texto que publicó en el portal Mashable. Otras prerrogati­vas desapareci­eron en otras redes sociales. En OK Cupid, una plataforma de citas online, un hombre le mandó un mensaje que no respondió; en su perfil pone claramente que no le interesan los hombres. Unos días más tarde le llegó otro del mismo usuario, en el que la insultaba de manera desagradab­le por no haber contestado al primero. “En todos los años de citas online, nunca había recibido comunicaci­ones como estas”, reflexiona. Adiós, por tanto, a la prebenda de no ser acosada sexualment­e con frecuencia por completos desconocid­os.

LA PUBLICIDAD TAMBIÉN CAMBIÓ. “FACEBOOK DEJÓ DE MOSTRARME ANUNCIOS de cuchillas de afeitar y empezaron a salir los de la clínica dermoestét­ica”, señala. Es un proceso que todas las mujeres conocemos de sobra. Ocurre cuando un verano te vas al pueblo como una niña despreocup­ada y, a la vuelta de vacaciones, te ha pasado algo. Has perdido algo, como el privilegio de hacer gimnasia sin que te miren, el de ponerte lo que te venga en gana, el de tener amigos entre los chicos sin que cuenten historias sobre tí... La Red es un espejo oscuro que refleja algunos de los aspectos más genéricos de nuestra sociedad, deformándo­los.

LA BATALLA POR LIBERAR EL PEZÓN EN FACEBOOK NO SE REPITE EN LAS PLAYAS, las piscinas o los balnearios, donde las niñas disfrutan de las mismas libertades que los niños hasta que dejan de serlo. Tiene sentido encabezar en la red social una reforma que corrija los aspectos mezquinos de una sociedad plagada de contradicc­iones, pero, sobre todo, podemos agradecer esa cualidad deformante que tiene para indagar sobre nuestra propia naturaleza y también para enmendar dichas contradicc­iones. Y no solo en Facebook y en Instagram, sino en las aulas y en las oficinas, que asimismo forman parte del mundo real.

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