El mundo del Triásico
En los días del Triásico apenas habríamos reconocido el planeta. Casi todas las tierras emergidas estaban unidas en un supercontinente. “Pangea se extendía de un polo a otro y a horcajadas sobre el ecuador, con la forma del icono de los videojuegos Pac-Man”, dice Jessica Whiteside, profesora de Geoquímica en la Universidad de Southampton (Reino Unido). Lo rodeaba un vasto océano llamado Panthalassa. Podríamos pensar que los animales cruzaban Pangea libremente, ya que no había mares ni grandes barreras geológicas que se lo impidieran. Pero no era así. “Aunque una criatura ambiciosa podía atravesar el supercontinente empleando toda su vida para lograrlo, había zonas climáticas que dictaban sus reglas”, explica Whiteside. Sus investigaciones han demostrado que la región ecuatorial del supercontinente era terriblemente cálida y húmeda, y en los desiertos se superaban los 50 ºC.
Los dinosaurios se encontraban con demasiadas dificultades para ocupar esas regiones extremas y vivían sobre todo en latitudes medias. Los pseudosuquios –un exitoso grupo de reptiles del Triásico– compartían con ellos esas regiones, pero también eran capaces de adentrarse en los desiertos.