Virus: la amenaza mutante.PÁG.
LOS VIRUS ARN –CAUSANTES DE LA GRIPE, LA HEPATITIS C O LA COVID-19– SUELEN PRESENTAR TASAS MÁS ALTAS DE MUTACIONES. ¿CÓMO AFECTAN ESTAS A LA EFICACIA DE LAS VACUNAS?
Poco antes de la Navidad saltó la alarma en el Reino Unido. Una variante del virus SARS-CoV-2, definida por diecisiete modificaciones, se extendía imparablemente. Llamada VUI-202012/01, luego saltó a otros países, entre ellos el nuestro. Una de sus mutaciones más importantes, la N501Y, afecta a la proteína S o de pico, que es usada por el virus para unirse al receptor ACE2 humano, llave de entrada a nuestras células. Eso podría volver al coronavirus considerablemente más contagioso; de hecho, un estudio del Imperial College de Londres, señalaba que aumentaba su capacidad de transmitirse, al menos, en un 50%.
La variante es un pequeño cambio en el genoma del virus. Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Publica, lo contrapone a la cepa: “Esta es la expresión de modificaciones genéticas que dan lugar a una población nueva de ese virus”. Porque para hablar de cepas tienen que circular diferentes especies que descienden de un mismo linaje. ¿Cuándo se produce eso? “Cuando hay muchas variantes genéticas dentro del genoma que generan especies distintas con diversas características en común, pero, a su vez, con una diferencia bastante grande”, detalla el catedrático.
AUNQUE LOS VIRUS VIVEN MUTANDO, LOS DE ARN –cuyo genoma está constituido por ácido ribonucleico (ARN) en vez de ADN o que en su proceso de replicación necesita dicho ARN– están más sujetos a transformaciones genéticas. Se debe a que la enzima encargada de copiarlo, la ARN polimerasa, introduce muchos errores en cada copia.
Concretamente, el SARS-CoV-2 es un virus ARN y las mutaciones surgen de forma natural a medida que se replica. Ya han aparecido muchos miles de modificaciones, pero es probable que solo una minoría sea importante y cambie al agente patógeno de manera apreciable. El consorcio Covid-19 Genomics UK (COGUK), que realiza la secuenciación genética aleatoria de muestras positivas de covid-19 en todo el Reino Unido, informaba en diciembre de que ya había detectado alrededor de 4000 mutaciones solo en la proteína de pico.
“LAS VARIANTES SON MUTACIONES PEQUEÑAS. EN EL CASO DEL VIRUS DE LA GRIPE HABLAMOS de cambios antigénicos mayores o cambios menores. A medida que nuestro organismo humano se defiende, el agente patógeno cambia para adaptarse y poder seguir viviendo en las células humanas. En un momento dado, pueden producirse varias transformaciones y dar lugar a una especie nueva que surge por esa clonación continua que experimentan los virus”, señala Gil.
Frente al SARS-CoV-2 y otros virus ARN, los de ADN presentan tasas de mutación mucho más bajas, debido a la habilidad de corrección de las enzimas ADN polimerasas de la célula huésped. “Los virus ARN, como los de la hepatitis C y la gripe, oponen mayor dificultad a la hora de conseguir vacunas eficaces contra ellos, y requieren de inmunización anual —continúa el especialista—. Aún no sabemos qué sucederá con el coronavirus. Si se mantuviera estable se podría vacunar solo cada cierto tiempo. En cambio, si surgen nuevas cepas, habría que hacerlo anualmente”, destaca.
En el caso del causante de la gripe, la vacuna contiene cuatro antígenos —sustancias que generan la respuesta defensiva de nuestro organismo— para abarcar las diferentes cepas circulantes. “Respecto al SARS-CoV-2, de confirmarse la existencia de una cepa muy diferenciada, habría que estudiar si las vacunas con codificación de la proteína S continúan siendo eficaces o habría que desarrollar fármacos nuevos”, concluye el experto.