¿IMPUESTO INOPORTUNO?
EL 1 DE ENERO DE ESTE AÑO HA ENTRADO EN VIGOR la segunda versión de la famosa WLTP (World Harmonized Light-duty Vehicle Test Procedure). Es un protocolo de control de emisiones que sustituyó hace dos años en su primera versión al descatalogado NEDC que tenía su origen en los años ochenta. Esta nueva regulación se acerca más a un realismo indiscutiblemente necesario para poder llevar a cabo un control exhaustivo de la contaminación así como del consumo.
Por otro lado, en nada ayuda al cumplimiento de este protocolo la moda SUV que, más que una simple tendencia pasajera, está claro a día de hoy que ha llegado para quedarse. El consumo es consecuencia de factores como el tamaño y el peso del vehículo. A los SUV les podemos acreditar muchísimos atributos, pero aerodinámica y ligereza no. Y tanto ha calado esta moda que también domina el mercado de los vehículos electrificados, pero este es otro tema que por sí solo merece más literatura de la que hoy podemos dedicar.
Si a grandes rasgos queremos resumir la repercusión de este impuesto traduciéndolo a euros, veremos que hace subir los precios de los coches un 5 % como promedio. No les quepa duda de que elegir un automóvil equipado o muy equipado no solo aumentará el precio por los extras; el peso podría posicionarlo en una casilla del tablero en la que los impuestos son más caros, debido simplemente a los kilos de más. En algunos países esa tasa impositiva ha sido absorbida por los Gobiernos. Hay que comprender las dificultades del momento actual para todos, así como ser indiscutiblemente positivos ante cualquier protocolo que nos ayude a buscar un punto de encuentro entre la movilidad y el respeto al ecosistema. Pero tampoco tenemos que olvidar que esta industria del automóvil obligada a una madurez prematura es sin duda un motor necesario para la economía.