Bots: ser o no ser (robots)
Es una de las palabras más de moda de un tiempo a esta parte, popularizada por diversos campos de aplicación del mundo virtual que nos han hecho creer que internet rebosa de ejércitos de robots sin cuerpo que vigilan nuestros movimientos e influyen en nuestras opiniones a través de las redes. Se habla mucho de los bots y su actividad manipuladora y silenciosa, y la similitud de los términos hace que se crea cada vez más en la idea de robots intangibles. Pero no hay un acuerdo general. Tampoco en lo que se refiere a los chatbots y los asistentes virtuales: cuando hablamos con Siri, Alexa o alguno de sus colegas digitales, ¿estamos interactuando con un robot?
Según Carlos Balaguer, catedrático del Laboratorio de Robótica de la Universidad Carlos III de Madrid, no hay que dejarse engañar por lo espectacular de las apariencias: “Los bots, en el fondo, son un algoritmo más o menos inteligente, y yo diría que bastante más sencillo de lo que la población piensa”. Para ser plenamente robots, añade, les falta un cuerpo donde “corren otros muchos algoritmos de muchos estilos”, y otras tecnologías, como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, cuya combinación configurará la mente robótica de los próximos años. Dicho de otro modo, un bot no es un robot: es solo un nuevo componente de los robots del futuro.
de los asistentes digitales, que de momento solo hablan, escuchan (mucho) y llevan a cabo tareas automatizadas, pero no se mueven. La campanada la dio el año pasado la coreana Samsung, cuando presentó en el CES su robot doméstico Ballie: una pelota que nos sigue por la casa, nos contesta emitiendo pitidos en el más puro estilo controla todas las funciones domóticas y puede avisar a los servicios de urgencia en caso de accidente, entre otras muchas posibilidades. De momento hay poco más, aparte de una espectacular, pero si llega al mercado podría ser el punto clave para que los asistentes domésticos pasaran de bots a robots, con todas las letras.