Al servicio del anciano
El cuidado de los mayores que viven en sus casas es un problema creciente. Los actuales sistemas de telepresencia son su mejor opción para asegurarse atención y ayuda profesional ante cualquier incidente, pero hay varios proyectos en robótica que podrían llevar este servicio más allá. La diferencia con otros campos de atención es que aquí los interesados pueden ser a menudo incapaces de usar la tecnología que se les ofrece, por falta de familiaridad con ella, o por la disminución de sus facultades mentales. Por eso no serían los ancianos los que manejarían los robots, sino sus familiares y cuidadores, a través de un ordenador o una aplicación del móvil. Podrían ver a sus mayores y hablar con ellos, y mover las cámaras del robot para chequear que el entorno está en las condiciones adecuadas.
Pero quedan otros obstáculos por solucionar, y el primero es el precio: de media, este tipo de máquinas cuestan unos 4000 euros, lo que las aleja del mercado privado. El segundo es la dificultad de adaptarse a un entorno doméstico.
Aunque esté dotado de sensores y cámaras, encajar un robot en un espacio que no ha sido pensado para él siempre es difícil, y más si tenemos en cuenta las escasas dimensiones y abundantes recovecos de muchos pisos actuales. Los acompañantes del mañana deberán contar también con entornos del futuro para desarrollar todo su potencial.
Por ahora, estos dispositivos están empezando a utilizarse en las plantas de geriatría de algunos centros estadounidenses. La organización sin ánimo de lucro Dignity Health los emplea en sus instalaciones de California para diagnosticar a los pacientes y hacer rondas nocturnas que certifiquen que se encuentran bien, sin que el médico tenga que desplazarse hasta el hospital.
El robot Misty II se ha creado pensando en los ancianos: les recuerda que tomen la medicación, les pregunta por su estado y contacta con servicios médicos si hace falta.