LUZ PARA PROCESAR MEJOR Y MÁS RÁPIDO
l flujo de datos es el sistema circulatorio de nuestra sociedad. No podemos permitirnos su colapso. Por eso necesitamos procesadores más veloces, una exigencia que aumentará con la extensión de la inteligencia artificial (IA) y una de sus ramas, el aprendizaje automático, que logra que las máquinas aprendan sin haber sido programadas para ello: esta capacidad las acerca al cerebro humano y abrirá la puerta a los coches sin conductor, los sistemas más precisos de reconocimiento de voz, los traductores simultáneos, los diagnósticos médicos más rápidos...
EA BASE DE FOTONES. Para evitar los cuellos de botella digitales, un equipo de investigadores de varios países europeos ha creado procesadores ópticos que aceleran el aprendizaje automático, ya que superan a los chips electrónicos convencionales procesando la información mucho más rápidamente. Para ello, usan las diferentes longitudes de onda de la luz, que no interfieren entre sí y por tanto sirven para hacer cálculos paralelos. Los chips ópticos que han servido como fuente de luz en esta investigación publicada en Nature se han desarrollado en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza).