Las enfermedades de la retina no se pueden aparcar ............
UN DESPRENDIMIENTO DE RETINA O LA DEGENERACIÓN MACULAR HÚMEDA NO ENTIENDEN DE CONFINAMIENTO. NECESITAN TRATAMIENTO PRESENCIAL INMEDIATO.
Cerca de cinco millones de personas están en riesgo de padecer ceguera en España por enfermedades propias de la retina, y casi un millón de españoles padecen algún tipo de discapacidad visual debido a estas dolencias. La retina es un campo esencial dentro de la oftalmología, ya que tres de las cuatro causas más frecuentes de ceguera en España se deben a enfermedades en esta capa de tejido situado en la superficie interior del globo ocular. Entre ellas, la retinopatía diabética, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y la alta miopía.
No hay duda de que la pandemia de covid-19 ha afectado a la totalidad de los servicios asistenciales del país. Pero sabemos que algunas enfermedades no pueden esperar y tienen que ser atendidas cuanto antes. El miedo a acudir a las consultas, el retraso en el diagnóstico o la suspensión del tratamiento pueden tener consecuencias terribles para la evolución del paciente.
Así, patologías como el desprendimiento de retina requieren de una intervención inmediata. Por otro lado, la DMAE húmeda necesita un tratamiento presencial regular para evitar la progresión de la enfermedad y la posible pérdida o reducción de visión.
“LAS ENFERMEDADES PROGRESIVAS DEL TEJIDO NERVIOSO, COMO ES LA RETINA, ESTÁN EN PERPETUO CAMBIO, Y POR ESO NECESITAN una supervisión continua”, nos recalca Borja Corcóstegui, cofundador y director médico del IMO (Instituto de Microcirugía Ocular) de Barcelona.
La DMAE afecta a más de 800000 personas en España y es la principal causa de ceguera en personas mayores de 55 años. “Se trata de una enfermedad degenerativa que genera alteraciones visuales. Hay una forma seca de evolución lenta y una forma húmeda de evolución rápida”, especifica Corcóstegui.
La DMAE húmeda es la forma menos común, pero es la causante del 90% de las pérdidas de visión por esta dolencia. El tratamiento son las inyecciones intravítreas administrada en el interior del
ojo. Esta terapia actúa inhibiendo el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, por sus siglas en inglés) para impedir la formación de nuevos vasos sanguíneos anómalos en la retina. Se consigue así frenar su progresión y lograr que la mayoría de los pacientes puedan mantener e, incluso, recuperar la visión.
“Estas inyecciones son muy efectivas, pero su efecto no se prolonga mucho tiempo dentro del ojo, por lo que hay que administrarlas de manera habitual para que cumplan su propósito”, expone el oftalmólogo.
Como es obvio, la crisis sanitaria actual ha repercutido en el pronóstico de estas patologías. Por ejemplo, no seguir el tratamiento implica automáticamente la pérdida de visión, tal y como recuerda Jacinto Zulueta, presidente de la Asociación Mácula Retina. “La DMAE húmeda es una forma muy agresiva que produce una rotura de los vasos sanguíneos en la zona de la mácula, lo que da lugar a manchas –escotomas– que impiden ver al paciente”, explica.
ASÍ, ZULUETA DENUNCIA QUE LA FALTA DE ASISTENCIA EN ALGUNAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS HA GENERADO graves consecuencias a los pacientes. “Hemos visto patologías graves que no han tenido asistencia, pero esto es solo una parte del problema, porque asociados nuestros han perdido a familiares muy cercanos por la covid-19 y se han quedado sin visión y solos”, añade. Y es que, encima, este tipo de enfermedades implica que las personas tengan una incapacidad para manejarse con la teleasistencia. Eso sí, “no en todas las comunidades se han producido los mismos problemas, con la misma intensidad y fuerza. Hay hospitales muy bien organizados y otros que no lo están tanto”, admite Zulueta.
Por su parte, Corcóstegui puntualiza que la suspensión del tratamiento tiene un periodo de margen, “pero hay que intervenir cuando la enfermedad esté activa y no cuando se encuentre en periodo de cicatrización, porque la célula se muere y el tejido nervioso se sustituye por tejido fibroso que no es funcional”.
Por suerte, en los últimos años, los avances en las inyecciones han dado como resultado un pronóstico más favorable para abordar la degeneración macular. Lo malo es que este método “solo sirve para las formas húmedas. Se están estudiando tratamientos para evitar las complicaciones en las secas”, enfatiza el especialista.
De hecho, la DMAE seca es el tipo más común, ya que representa el 85% de todos los casos. La progresión de esta enfermedad se extiende de una manera lenta a lo largo de los años, lo que
proporciona una visión central aparentemente buena, lo que hace que sea difícil de detectar por quien la padece. Esto crea la falsa sensación de que es la forma benévola de la afección. Sin embargo, puede llegar a incapacitar al afectado para actividades cotidianas como conducir o leer.
EL PRINCIPAL FACTOR DE RIESGO DE PADECER LA DMAE ES, COMO SU NOMBRE INDICA, EL ENVEJECIMIENTO. Además, se observa una mayor prevalencia en mujeres que en hombres, y los antecedentes familiares también suponen un elemento clave en su desarrollo. Aunque hacerse mayor no se puede prevenir, sí existen algunos desencadenantes evitables, como el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad, la hipertensión arterial y la exposición a radiaciones ultravioletas. *La publicación de este artículo ha sido financiado mediante patrocinio de Bayer. Las conclusiones, interpretaciones y opiniones expresadas en él, corresponden exclusivamente a sus autores. Bayer declina cualquier responsabilidad sobre el contenido de las mismas.