QKD, una realidad hoy
“Yo tengo un ordenador normal conectado a internet por fibra óptica que se comunica con una estación y, entre ambos, intercambian claves cuánticas que se han generado usando la luz –cúbits codificados en fotones– y viajan en paralelo a la información enviada”, cuenta a MUY el profesor Juan José Ripoll, investigador del Instituto de Física Fundamental del CSIC, en Madrid. Esto es lo que se conoce como red de distribución de clave cuántica (QKD, por sus siglas en inglés) y supone una “capa de seguridad encima de la seguridad ordinaria de cifrado que ya tenemos”.
No se trata de internet cuántico en toda regla, aunque emplea algunos de sus principios. Las redes QKD son sistemas de criptografía que transmiten claves en forma de cúbits, protegidas por las leyes de la mecánica cuántica. Pero no existe entrelazamiento. “El mensaje se transmite cifrado de forma ordinaria, lo que se envía de forma cuántica entre las dos estaciones es la clave. Se necesitan para ello dos dispositivos de distribución de clave cuántica, en que ambos generen esas claves de forma sincronizada, uno en el lugar del emisor y otro en el del receptor”, explica Ripoll, que participa en el proyecto European Quantum Communications Infraestructure de la CE.
Poco a poco, las redes QKD se están implementando en infraestructuras críticas y gubernamentales. Existen ya en España, Austria, Holanda y Alemania. La más larga está en China y cubre una distancia de dos mil kilómetros entre Pekín y Shanghái, a través de fibra óptica. Ripoll prevé que, “en un plazo de tres o cuatro años, el envío de claves cuánticas por satélite será una realidad práctica, eficaz para poner en contacto dos puntos separados por miles de kilómetros de forma segura”.