Las moléculas orgánicas de Bennu
Además de la JAXA, con sus misiones Hayabusa, la NASA también ha conseguido recoger material de un asteroide, que llegará en una cápsula a la Tierra en septiembre de 2023. El 20 de octubre de 2020, su nave OSIRIS-REx descendió hasta la superficie de 101955 Bennu, un antiquísimo cuerpo rocoso, para tomar unos 60 gramos de materiales.
Esta iniciativa ha servido para verificar la forma, el tamaño y la rotación de Bennu y comprobar hasta qué punto eran exactos los cálculos hechos desde la Tierra. “La superficie es mucho más rocosa y antigua de lo esperado –puntualiza Jason Dworkin, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, que forma parte del proyecto OSIRIS-REx–. Hay minerales hidratados, carbonatos y arcillas, y también pequeñas rocas que proceden de Vesta”, añade.
Los científicos creen que este cuerpo, de unos 500 metros de largo, se separó de un asteroide rico en carbono mucho más grande, probablemente de más 100 kilómetros de diámetro, que fue destruido como consecuencia de algún cataclismo hace entre1500 y 800 millones de años.
Bennu es tan viejo que posiblemente contenga moléculas orgánicas similares a las que podrían haber estado involucradas en el origen de la vida en la Tierra. “Está expulsando continuamente rocas de unos pocos centímetros, lo que posiblemente provoque una débil lluvia de meteoritos en el hemisferio sur de nuestro planeta en septiembre”, baraja Dworkin.