Soluciones para la pesadilla del tráfico
Una ciudad sin coches puede parecer una quimera, pero el internet de las cosas empieza a aclarar un poco ese paisaje. La clave está en los coches autónomos, capaces de monitorizar el tráfico en tiempo real. En Singapur, hay zonas por las que discurren este tipo de vehículos, describe Ratti. En Los Jardines de la Bahía, un parque donde la naturaleza se encuentra con la tecnología, cualquier visitante puede desplazarse de un lugar a otro montando un autobús eléctrico que no lleva chófer.
La compañía NuTomomy ensayó en Singapur la puesta en marcha de taxi-robots y la firma estadounidense Aptiv adquirió la compañía por 450 millones de dólares para usar su tecnología. Hoy, esta echa mano de coches autónomos para realizar tours en Las Vegas –cerca de 100 000 viajes con un 98 % de satisfacción por parte de los clientes, aseguran– y han obtenido la autorización para circular en Boston, en condiciones de lluvia, baja visibilidad y por la noche. Por supuesto, una aplicación disponible en el teléfono móvil permite reservar el vehículo más cercano.
Pero la tecnología es solo una parte de la ecuación. La otra reside en cambiar nuestras costumbres. “Hay pequeñas estrategias prácticas que nos permiten llegar y dejar la oficina a horas distintas para evitar los atascos, y funciona. En líneas generales, podemos aliviar las horas punta con una pequeña reorganización en nuestras agendas. Y las ciudades pueden animarnos a ello”, propone Ratti. Imagina carreteras inteligentes que premien a los conductores que evitan las horas punta y que encarezcan su uso para aquellos que no lo hacen mediante un sistema de pago electrónico. “Digámoslo de forma sencilla: en el futuro podremos solucionar los problemas urbanos con más silicio y menos asfalto”, concluye Ratti.