Alzhéimer: muchos interrogantes y (aún) pocas soluciones...
A PESAR DE LOS MUROS CON LOS QUE SE HA TOPADO HASTA AHORA LA BIOMEDICINA, ESTA SIGUE INTENTANDO ENCONTRAR FÁRMACOS EFICACES QUE ELIMINEN LOS SÍNTOMAS E INCLUSO CUREN A LOS AFECTADOS POR ESTE EXTENDIDO MAL NEURODEGENERATIVO.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre personas mayores: actualmente, 800000 personas la padecen en nuestro país; cada año se diagnostican 40000 nuevos casos. Mientras que la investigación farmacológica avanza paulatinamente y cosecha resultados para tratar otras dolencias complejas, eso no ocurre desgraciadamente con el alzhéimer. Uno de los motivos es que, aunque los investigadores identifican varios posibles orígenes de la enfermedad, la etiología aún no ha sido definida con exactitud. Esto dificulta el desarrollo de fármacos que apunten a una diana terapéutica concreta.
LA NEURODEGENERACIÓN QUE CAUSA EL ALZHÉIMER ESTÁ MOTIVADA POR ALTERACIONES EN EL TEJIDO DEL SISTEMA NERVIOSO. Hasta el momento, se utilizan cuatro tratamientos con el objetivo de restablecer los neurotransmisores perdidos. Tres de ellos se clasifican como inhibidores de la enzima acetilcolinaesterasa (AChE), con acción selectiva a nivel del sistema nervioso central. A pesar de que estos compuestos han demostrado una mejoría significativa en la función cognitiva, los beneficios sobre la calidad de vida del paciente son menos perceptibles. También existe un tratamiento con antagonistas de receptores NMDA, para disminuir los niveles del neurotransmisor glutamato, que previene y ralentiza la progresión de la enfermedad en casos de moderados a graves, pero no repercute positivamente en todos los pacientes a los que se le aplica.
La suma de beneficios y desventajas que acumulan estos fármacos hace que el horizonte de la investigación siga todavía muy abierto. Actualmente, los ensayos más avanzados se basan en anticuerpos monoclonales que actúan sobre la acumulación del péptido –cadena de aminoácidos– beta-amiloide, que genera las placas características de esta enfermedad neurodegenerativa.
ES IMPORTANTE ACLARAR QUE AÚN NO EXISTE NINGÚN FÁRMACO DE ESTAS CARACTERÍSTICAS EN USO PARA LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER, aunque hay dos terapias en proceso de estudio. Uno de los aspectos que se ha establecido en este caso es que, para seleccionar a los pacientes que se pueden beneficiar de los ensayos, hace falta establecer con mucha precisión el estado en que se encuentra la enfermedad en cada caso.
Recientemente se anunciaba la aprobación del aducanumab por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Por su mecanismo de acción, este fármaco podría revertir algunos de los daños causados por el alzhéimer, aunque la autorización ha generado una gran controversia. La Sociedad Española de Neurología (SEN) apunta que es necesario mantener la cautela, porque el visto bueno estadounidense está sujeto a la corroboración de su seguridad y eficacia mediante nuevos estudios. Además, su elevado coste pone en duda que esta terapia sea asumible para muchos sistemas sanitarios del mundo.
También en mayo, The New England Journal of Medicine publicaba un trabajo sobre el efecto del donanemab, fármaco de la misma tipología, en las fases tempranas de la enfermedad. El estudio aún se encuentra en fase II, pero según los datos disponibles hasta el momento, su administración parece mejorar las capacidades cognitivas y la habilidad para desarrollar tareas cotidianas en los pacientes. Sin embargo, los propios investigadores afirman ser conscientes de que se necesitan ensayos más largos y amplios que muestren con solidez la eficacia del donanemab.
La falta de soluciones contundentes convierte a la detección temprana en un factor decisivo. Por ello, además de la farmacología, la investigación se encamina a otros aspectos como los factores de riesgo, los medicamentos preventivos, las técnicas diagnósticas de neuroimagen, los biomarcadores que alertan de la presencia de la dolencia y la búsqueda de compuestos que ayuden a evitarla.