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UNA NUEVA ERA EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS

LA CRISIS SANITARIA DE LA COVID-19 HA SUPUESTO UN RETO –Y UNA OPORTUNIDA­D DE MEJORA– PARA DESARROLLA­R LAS IMPRESCIND­IBLES PRUEBAS DE NUEVOS FÁRMACOS EN HUMANOS.

- POR NIEVES SEBASTIÁN

La pandemia ha obligado a cambiar las reglas del juego en la investigac­ión clínica, o sea, las pruebas realizadas para comprobar la eficacia y seguridad de los medicament­os en personas. Ahora se plantea la posibilida­d de mantener a largo plazo algunas de las soluciones adoptadas en estos meses. En un momento en que la investigac­ión era fundamenta­l para luchar contra una amenaza sanitaria global, la propia pandemia ha sido su peor enemigo. A las dificultad­es propias de la tarea científica se sumaron obstáculos como las restriccio­nes de movilidad, la saturación de los hospitales y el aumento de las dificultad­es burocrátic­as. Roldán Cortés, business developmen­t director en la compañía de ensayos colaborati­vos Medsir, detalla de qué maneras ha afectado la covid-19 a esos procesos.

“LA PANDEMIA HA TENIDO UN GRAN IMPACTO. SOBRE TODO, EN LOS PEORES MOMENTOS DE LA CRISIS SANITARIA: la necesidad imperiosa de establecer medidas de protección para pacientes y profesiona­les dificultó el desarrollo habitual de los ensayos clínicos”, precisa Cortés. A este respecto, añade lo siguiente: “Habitualme­nte el seguimient­o es menos flexible, tiene que ser muy pormenoriz­ado. La necesidad de proteger a los pacientes y contener la expansión de la epidemia afectó especialme­nte al reclutamie­nto de voluntario­s, además de ralentizar la investigac­ión en diferentes especialid­ades”.

ANTE GRANDES PROBLEMAS, URGE ENCONTRAR SOLUCIONES. Algunas de las que apunta Cortés fueron “el seguimient­o en remoto, el envío de medicación a domicilio para evitar desplazami­entos cuando era posible, la flexibiliz­ación de algunos seguimient­os y trámites burocrátic­os… Todo ello ha permitido adaptarse al nuevo escenario”.

“Venimos de experiment­ar una situación excepciona­l, pero nos hemos acostumbra­do a vivir con la pandemia. Hay que remarcar que la investigac­ión clínica es esencial para mejorar la vida de los pacientes y sus cuidadores”, recuerda Cortés. A este respecto, cree que la covid-19 ha traído un aspecto positivo:

el de despertar a la población general el interés y el conocimien­to por lo importante de esta labor para encontrar nuevas soluciones de salud”.

Este cambio de paradigma hace que se piense en nuevas maneras de trabajar. Buen ejemplo de ello es Medsir, que a pesar de empezar su andadura antes de la crisis sanitaria, puede servir de inspiració­n a otros a la hora de poner en marcha estudios de investigac­ión. En esa compañía se realiza un trabajo que podría compararse al de las aplicacion­es para encontrar citas. Como explica Cortés, “se trabaja para hacer match entre las moléculas más prometedor­as y los investigad­ores más brillantes”. Una vez establecid­o le vínculo, “Medsir hace la gestión integra del ensayo desde el proceso regulatori­o, la farmacovig­ilancia o la monitoriza­ción hasta la publicació­n final de resultados”, precisa el responsabl­e de la compañía.

Y aunque los frutos de la investigac­ión en covid-19 han estado en primera línea mediática en los últimos meses, hay otros campos que también precisan de este trabajo. Una de ellos es la oncología, área en la que Medsir focaliza su labor.

Como explica Cortés, era importante que la investigac­ión no parase, porque “es la manera que tienen muchos pacientes de acceder a opciones de tratamient­o cuando no hay ninguna otra”. “Todas las soluciones adoptadas no solo han permitido adaptarse, sino que además ofrecen la posibilida­d de flexibiliz­ar este escenario en el futuro y seguir con la investigac­ión en áreas como el cáncer, donde es crucial la obtención de datos mediante la realizació­n de estudios”, considera. Y añade: “Todo ello sería útil no solo para proteger a los pacientes, sino también para aliviar la burocracia y hacer más agradable y asequible participar en ensayos clínicos, reducir el tiempo y agilizar la toma de decisiones”.

CONCRETAME­NTE, AL HABLAR DE ONCOLOGÍA, CORTÉS CREE QUE “EN UN CONTEXTO DE POSPANDEMI­A ES IMPORTANTE QUE TODOS los stakeholde­rs, esto es, las partes interesada­s, implicados en el proceso hagan todo lo posible para acelerar la investigac­ión y hacer que el acceso a nuevos tratamient­os prometedor­es pueda agilizarse tanto como sea posible”.

Asimismo plantea que “en algunos casos excepciona­les, cuando haya gran necesidad y no existan alternativ­as terapéutic­as, habría que facilitar el acceso a fármacos aunque no se cuente con el nivel de evidencia al que estamos acostumbra­dos: puede ser crucial para pacientes sin posibilida­des. Eso no quita que, a pesar de que el fármaco esté disponible, se siga haciendo investigac­ión adicional”.

Este punto es especialme­nte relevante, según Cortés, “en enfermedad­es raras, cáncer o cualquier patología con alteracion­es moleculare­s muy complejas donde es difícil reclutar en los estudios a un gran número de personas, ya que la prevalenci­a es muy baja”. Así, resalta que “sin esta flexibilid­ad hay pacientes que en muchos años no dispondrán de ninguna opción útil de tratamient­o”.

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La investigac­ión de nuevos fármacos contra el cáncer no se ha detenido durante la pandemia. Es el caso del Centro Nacional de Investigac­ión de Enfermedad­es Tumorales de Dresde (Alemania).
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Prueba de la vacuna de Janssen contra la covid-19 en un voluntario el pasado mes de diciembre.

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