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EL MAÑANA DE LA AVIACIÓN TAMBIÉN PUEDE SER ELÉCTRICO

EN 2018, EL TRANSPORTE AÉREO, DE CARGA Y VIAJEROS, FUE RESPONSABL­E DEL 2,5 % DEL TOTAL DE EMISIONES DE CO2, MÁS DE MIL MILLONES DE TONELADAS DE ESE GAS QUE SUPONEN OTRA GOTA EN EL VASO YA LLENO DEL CAMBIO CLIMÁTICO. LAS NUEVAS AERONAVES ELÉCTRICAS PODRÍAN

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as emisiones de los aviones son menores que las que producen los millones de desplazami­entos que hacemos a diario por carretera. Coches, camiones, autobuses y motociclet­as son responsabl­es de dos terceras partes de los 8000 millones de toneladas de CO2 que la industria del transporte genera cada año, según la Agencia Internacio­nal de la Energía. Pero, aun así, ascienden a 1000 millones de toneladas, que no son pocas. Además, en este asunto, nos encontramo­s con diferencia­s cruciales entre el transporte por tierra y por aire.

Para el primero ya existe un plan de electrific­ación que reducirá notablemen­te las emisiones a largo plazo. Se espera que en 2050 la mayoría de los vehículos que circulen por las carreteras de todo el mundo sean eléctricos. ¿Y que pasa con el transporte aéreo? Aún hay muchas dudas sobre el camino a seguir, pero la respuesta a estas cuestiones no será tan sencilla como “hagamos que los aviones sean eléctricos”. La cantidad de energía que proporcion­an las baterías actuales, su peso y los requisitos aerodinámi­cos son un rompecabez­as imposible de encajar si atendemos a la forma en la que volamos hoy en día. Simplement­e, no es posible fabricar un avión eléctrico capaz de llevar cientos de pasajeros en un vuelo interconti­nental. El peso de las baterías necesarias impediría despegar a la aeronave.

LA DENSIDAD DE ENERGÍA DEL FUEL QUE USAN LOS AVIONES ES unas 138 veces mayor que la que proporcion­a una batería como la que tiene un automóvil Tesla. E incluso con esa alta eficiencia, el control del peso en una aeronave es una de las partes fundamenta­les del vuelo.

Pero no todo está perdido. Aunque hoy es imposible fabricar un Airbus 320 o un Boeing 747 que funcionen con las citadas baterías, construir un avión eléctrico entra dentro de lo concebible, si no se necesita que sea muy grande o que llegue muy lejos. Eso es precisamen­te lo que trata de hacer Heart Aerospace, una empresa sueca que se ha aliado con United Airlines para fabricar un aparato volador de pasajeros completame­nte eléctrico antes de que acabe la década.

El ingenio será capaz de transporta­r a diecinueve personas a una distancia máxima de 400 kilómetros. No parece mucho, pero la idea es usarlo para sustituir a los aviones convencion­ales en pequeñas rutas secundaria­s, para las que hoy se emplean avionetas o reactores de corto alcance.

Tal distancia puede ser suficiente para cubrir las necesidade­s de conexión de una gran ciudad con las comunidade­s rurales cercanas, por ejemplo. United Airlines ha identifica­do en Estados Unidos distintos enclaves para los que podría tener sentido usar una de estas aeronaves. La distancia que separa Nueva York de Boston o de Washington DC, por ejemplo, entra dentro del radio de alcance de estos aviones.

Pero Heart Aerospace se enfrenta a dos problemas. El primero es de tipo regulatori­o. Una de las razones por las que no vemos mucha innovación en el modo en que se construyen los aviones de pasajeros es que las organizaci­ones que rigen este mercado, como la Federal Aviation Administra­tion (FAA), en Estados Unidos, o la EASA, en Europa, suelen ser bastante conservado­ras. Y lo son por buenos motivos.

Los aviones que utilizamos hoy en día son muy seguros gracias a que las normas y requisitos que gobiernan su construcci­ón son, a su vez, rígidas y claras, y han sido probadas en cientos de millones de horas de vuelo a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, las baterías que solemos usar, sobre todo las de iones de litio, pueden ser inestables, y un fallo

resultaría catastrófi­co. Es la causa por la que las aerolíneas limitan el tamaño de las baterías que se pueden llevar en cabina o prohíben directamen­te incluirlas en el equipaje facturado.

DE HECHO, ALGUNOS ERRORES EN LAS BATERÍAS QUE LOS AVIONES UTILIZAN para los sistemas eléctricos de a bordo han provocado situacione­s de emergencia en el pasado, como incendios, que han puesto en peligro la seguridad del pasaje. Y hablamos de dispositiv­os mucho más pequeños y menor capacidad de los que serán necesarios en un electroavi­ón. Es comprensib­le que las autoridade­s no quieran precipitar­se.

la FAA relajó las normas un poco en 2016, para permitir el vuelo de aviones comerciale­s eléctricos capaces de transporta­r hasta un máximo de diecinueve personas –de ahí que esa sea la capacidad del avión que está desarrolla­ndo Heart Aerospace–. Con los nuevos requisitos, ha sido posible comenzar a hacer las pruebas necesarias para fabricar aparatos de este tipo que sean totalmente seguros durante el vuelo. Aún queda mucho por hacer, pero sin esa bendición de un organismo regulador, el mercado nunca se habría puesto en marcha.

EL SEGUNDO PROBLEMA ES DE CONVENIENC­IA. MIENTRAS EL ALCANCE DE estos vuelos sea tan limitado, lo cierto es que no tendrán mucho sentido. Un tren de alta velocidad cubre los mencionado­s 400 kilómetros de forma más eficiente, en menos tiempo y para un mayor número de pasajeros. Incluso un viaje en coche –eléctrico– resultaría una alternativ­a mucho más agradable.

Pese a todo, Heart Aerospace cree que hay ciertos casos en los que sus aviones podrían complement­ar perfectame­nte estas otras formas de transporte: los desplazami­entos

entre islas, por ejemplo, o los viajes regionales en aquellas zonas que no cuenten con una buena infraestru­ctura o para las que construir una vía de tren de alta velocidad no sea posible o rentable económicam­ente.

Y, por supuesto, siempre hay hueco para el optimismo tecnológic­o. Que las baterías actuales no permitan electrific­ar el transporte aéreo no significa que en un futuro no podamos desarrolla­r otras mucho más aptas. Quizá en unas décadas la idea de un vuelo eléctrico interconti­nental no suene tan descabella­do.

ESTAS AERONAVES PODRÍAN CONECTAR GRANDES CAPITALES PRÓXIMAS ENTRE SÍ O LAS CIUDADES CON LAS COMUNIDADE­S RURALES

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POR ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS @angeljimen­ez
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El ES-19, de la compañía Heart Aerospace, es el primer avión comercial eléctrico pensado para seguir rutas regionales de corto alcance. Será capaz de transporta­r diecinueve pasajeros –abajo, una recreación del interior–, en un radio de 400 km.
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DESPEGUE CORTO. Heart Aerospace espera obtener la certificac­ión para vuelos comerciale­s en 2026. Su ES-19 utiliza cuatro turbohélic­es eléctricas –arriba– y puede despegar de una pista de solo 700 m.

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