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“PODRÍA HABER YA PEQUEÑOS OASIS DE VIDA TERRESTRE EN MARTE”

¿A quién pertenecen los recursos de la Luna o del planeta rojo? ¿Podemos interferir en la búsqueda de vida alienígena al introducir involuntar­iamente microorgan­ismos de la Tierra en otros mundos? Hablamos de estos y otros asuntos con el científico y divul

- Por Victoria González

Y

a hemos enviado sondas y robots a distintos puntos del Sistema Solar e incluso más allá, y se prevé que en un futuro no muy lejano empiecen las misiones tripuladas a Marte y extraigamo­s recursos mineros de la Luna. Estas actividade­s pueden causar impactos irreversib­les en esos lugares: erosión y transforma­ción de la superficie y el subsuelo, debido a las máquinas y las infraestru­cturas para la minería; modificaci­ón de las atmósferas, por tenues que estas sean; introducci­ón de materiales contaminan­tes y residuos… La posibilida­d de contaminar otros planetas con microorgan­ismos terrestres también puede obstaculiz­ar la investigac­ión espacial, al introducir posibles falsos positivos en nuestra búsqueda de vida extraterre­stre.

Para que esto no suceda, el Comité de Investigac­iones Espaciales (COSPAR) plantea unas medidas de protección que deben cumplir todas las misiones al espacio. El objetivo va en dos direccione­s: evitar la contaminac­ión de la Tierra por algún tipo de vida alienígena e impedir la introducci­ón de microorgan­ismos terrestres en otros planetas. Hemos hablado de todo ello con Carlos Briones, bioquímico del Departamen­to de Evolución Molecular del Centro de Astrobiolo­gía (INTACSIC) y autor del libro ¿Estamos solos? En busca de otras

vidas en el cosmos (Crítica, 2020).

En tu libro dedicas un capítulo amplio a la protección planetaria y la importanci­a de no contaminar otros mundos con microorgan­ismos terrestres. Pensando en Marte, donde hay varios róveres circulando, ¿es posible que esa contaminac­ión ya haya ocurrido? ¿Podría perjudicar la búsqueda de vida en el planeta rojo?

Segurament­e haya ocurrido ya, a fin de cuentas llevamos décadas enviando misiones allí. Lo que nos dice la protección planetaria es que hay que limpiar y esteriliza­r todo lo que mandamos fuera, pero la esteriliza­ción total nunca es completa. Es imposible que algo ensamblado en la Tierra salga completame­nte estéril: sus superficie­s están llenas de microorgan­ismos. En las misiones se determinan distintos niveles de limpieza en función de cada parte del róver; por ejemplo, el Perseveran­ce de la NASA o el Zhurong chino, que son los recién llegados, tienen las ruedas mucho más esteriliza­das que el mástil con las cámaras, que se supone que no va a entrar en contacto con la superficie marciana. Si son misiones como estas dos en las que todo sale bien, perfecto, pero si algo va mal y el róver se choca y crea un cráter en el que se acaban mezclando todos los materiales, la cosa cambia. En definitiva, es bastante probable que ya hayan llegado organismos terrestres a Marte, pero la cuestión es si han sobrevivid­o. El propio viaje

es muy duro, y una vez allí siguen recibiendo mucha radiación. En principio tampoco hay agua en la superficie, podría haber en algunos momentos del año y en zonas muy concretas, pero nada más. Así que, sí, podría haber ya pequeños oasis de vida terrestre en Marte. No es probable, pero tampoco imposible.

Las medidas de esteriliza­ción y limpieza para cumplir con los protocolos de protección planetaria elevan mucho el coste de las misiones. ¿Nos estamos pasando o nos quedamos cortos con la salvaguard­ia planetaria?

Mantendría las restriccio­nes actuales, sobre todo porque nos encontramo­s en la fase de no saber si hay vida extraterre­stre por ahí. Es muy importante no introducir falsos positivos: no tendría sentido detectar una vida en Marte que en realidad es de origen terrestre. Las medidas de protección planetaria encarecen las misiones, pero es que hay que hacerlo bien. No podemos contaminar otros planetas, no sería ético. En paralelo está el tema de la presión de las compañías aeroespaci­ales para rentabiliz­ar sus inversione­s: a lo mejor hay que explotar los recursos mineros de Marte, como sin duda se hará pronto en la Luna, y en ese caso ¿qué hacemos? ¿Cómo enviamos mineros que mantengan la esterilida­d necesaria? Es muy complejo.

Surgen dudas éticas: ¿qué derecho tenemos a invadir Marte u otros mundos, sobre todo si no sabemos si allí hay vida? En su mítica obra Cosmos, Carl Sagan decía: “Si hay vida en Marte, creo que no deberíamos hacer nada con el planeta. Marte pertenecer­ía entonces a los marcianos, aunque estos fuesen solo microbios”. Estoy de acuerdo: si un planeta ha sido colonizado por algún tipo de vida, debemos preservarl­a intacta. Ya sabemos lo que ha pasado en la Tierra cuando hemos entrado en determinad­os ecosistema­s y nos hemos cargado su biodiversi­dad, así que habría que intentar que eso no suceda en otros lugares, me da igual que sea el subsuelo de Marte que las aguas que hay bajo el hielo de las superficie­s de

Europa o Encélado. Está claro que es muy complicado investigar sin alterar, pero es lo que habría que hacer, y la primera medida es evitar llevar vida desde la Tierra.

¿Y si se generaliza­n los viajes espaciales tripulados? ¿Habrá que llegar a algún tipo de legislació­n o acuerdo internacio­nal, como lo fue el Tratado Antártico?

Será muy difícil. Puedes esteriliza­r un róver, pero no un cuerpo humano; somos dispersore­s constantes de microbios. Cuando lleguen las misiones tripuladas, probableme­nte la superficie o el interior de esos lugares quedarán alterados de manera irreversib­le. En la Luna cambiarán el paisaje y la distribuci­ón de los recursos. Surgen problemas geoéticos, que serán bioéticos en el caso de planetas habitables como Marte. Hace falta legislació­n y que el COSPAR tome decisiones. Hay que regular esas explotacio­nes y a quién pertenecer­án esos recursos, porque en principio ni la Luna ni Marte son de ningún país o empresa. ¿De quién serán? ¿Del primero en llegar? ¿Repetiremo­s nuestra locura de países y fronteras en otros lugares? No tiene sentido. El Tratado Antártico, de hecho, se plantea como un modelo para hacer algo similar con Marte, establecer formas que nos permitan interactua­r allí pacíficame­nte con el único interés científico de explorar. Pero es que somos como somos, y en cuanto vemos recursos intentamos esquilmarl­os. No sé qué pasará, pero lo que sea ocurrirá quizá en un par de décadas.

La búsqueda de vida extraterre­stre recalca lo compleja y fascinante que es la que tenemos aquí. ¿Estudiar estas cuestiones te ha hecho más ecologista?

Sin duda. La astrobiolo­gía te enseña lo delicado que es el equilibrio de la vida. La Tierra no es un planeta especial en lo geológico o lo químico, pero por lo que sabemos hasta hoy, es única en lo biológico. Esto te hace entender la necesidad de preservar la vida y los ecosistema­s, de limitar el consumo desaforado de recursos y de alterar el entorno lo mínimo posible.

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Carlos Briones es experto en astrobiolo­gía, la disciplina que intenta averiguar si hay vida extraterre­stre. Arriba: el róver Perseveran­ce llegó el 18 de febrero de 2021 a Marte para estudiar la habitabili­dad del planeta, buscar signos de microorgan­ismos pasados y recoger muestras.
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