AL BORDE DEL ABISMO
Si seguimos como hasta ahora, para 2061, nuestro impacto en el medioambiente habrá sido desastroso e irreversible. Pero estamos a tiempo de evitarlo.
Las películas de desastres empiezan con el Gobierno ignorando a un científico”. Es uno de los lemas utilizados en las manifestaciones que el movimiento ecologista juvenil Fridays For Future hace a nivel mundial para demandar a la sociedad una mayor acción climática y ambiental. La ciencia ficción suele plantear futuros distópicos donde la humanidad, la que queda, sobrevive como puede tras haberse cargado el planeta, sus recursos, su medioambiente, a pesar de las advertencias de los científicos. Y es que la comunidad científica lleva tiempo avisándonos de que, si no cambiamos nuestra manera de comportarnos con la naturaleza, las consecuencias serán catastróficas en las próximas décadas. Veamos el cambio climático, el mayor problema ambiental, económico y social al que se enfrenta la humanidad, según Naciones Unidas. El Panel Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático (IPCC), creado por dicha institución, estima que la temperatura global del planeta subirá entre 1,4 ºC y 3 ºC para mediados de siglo, si se tiene en cuenta la tendencia actual de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). “El cambio climático es, probablemente, irreversible, y el principal responsable de otros impactos ambientales, sociales y económicos, como la pérdida de biodiversidad, la escasez de recursos naturales y las migraciones entre unas y otras partes del planeta”, explica José Luis López, director de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA).
¿Qué pasará en España si no hacemos nada de aquí a 2061? “Tendremos un clima más cálido, menos confortable y más extremo. Los cambios bruscos del tiempo y el desarrollo de episodios anómalos serán más frecuentes. El impacto económico podrá suponer la pérdida del 1,5 % del PIB de nuestro país cada año”, prevé Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA) y presidente de la Asociación Española de Geografía.
A NIVEL GLOBAL, LA BIODIVERSIDAD O, LO QUE ES LO MISMO, LA VARIEDAD DE ESPECIES ANIMALES Y vegetales también nos muestra lo mal que lo podríamos pasar dentro de cuatro décadas si seguimos igual. Resulta que dependemos de ella para producir alimentos, medicinas, materiales y todo tipo de recursos naturales de calidad para nuestro día a día. Un millón de los ocho millones de especies animales y vegetales existentes conocidos están bajo amenaza de extinción, y podrían desaparecer en décadas si no se toman medidas “efectivas, urgentes y decisivas”. Así lo subrayaba en 2019 el informe más completo sobre esta cuestión hasta la fecha. Publicado
Si no se toman medidas drásticas, la contaminación atmosférica podría causar 9 millones de muertes prematuras al año en 2060
por la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) con el apoyo de Naciones Unidas y elaborado por 145 expertos y 310 colaboradores de cincuenta países de todo el mundo, señala un “declive sin precedentes” en la historia de la humanidad.
Por su parte, el informe Planeta Vivo, la publicación insignia de la organización conservacionista global WWF, ofrece un completo estudio de las tendencias de la biodiversidad mundial y la salud del planeta. En su edición de 2020 –se actualiza cada dos años desde 1998– muestra una caída promedio del 68% en casi 21000 poblaciones salvajes (de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios) monitorizadas entre 1970 y 2016. Además, plantea varios escenarios para los próximos años y cómo revertir esta tendencia con la vista puesta en 2050.
LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE ES OTRO INDICADOR MÁS DE QUE, AL DAÑAR EL ENTORNO NATURAL QUE HABITAMOS, dañamos nuestra salud y nuestra economía. Según el informe The Economic Consequences of Air Pollution (Las consecuencias económicas de la contaminación atmosférica), a menos que se emprendan las debidas acciones, la polución en exteriores podría causar en 2060 de 6 a 9 millones de muertes prematuras al año y costaría el 1% del PIB global, alrededor de 2,6 billones de dólares al año. Ahora bien, no afectaría a todo el mundo por igual. Los autores del estudio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), estiman que las tasas de muerte prematura serán hasta tres veces mayores en 2060 que en 2010 en China y hasta cuatro veces mayores en la India. Por su parte, las tasas de muertes se estabilizarán en Estados Unidos y se reducirán en gran parte de Europa Occidental, debido en parte a los cambios en el uso de energías y transportes más limpios.
A pesar de este panorama, hay motivos para la esperanza. Los científicos nos dicen que todavía hay tiempo para revertir esta situación, si tomamos las medidas necesarias ya. Algunas noticias nos muestran movimientos en ese camino. La Unión Europea (UE) definió en 2018 una estrategia a largo plazo para lograr ser climáticamente neutra en 2050. Estados Unidos, el segundo gran emisor mundial de GEI, ha vuelto a la acción tras la marcha atrás emprendida por Donald Trump. El actual presidente, Joe Biden, se comprometió recientemente en la Cumbre de Líderes sobre el Clima a recortar “a la mitad” las emisiones de su país para 2030, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.
China, el mayor emisor de GEI del planeta, anunció el año pasado su compromiso de llegar al tope de sus emisiones antes de 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2060, reforzando la promesa que hizo