¿Cuántos universos hay?
Como ya se ha mencionado, cuando los cosmólogos idearon la inflación cósmica, la idea de que el universo primitivo se infló exponencialmente en un instante, se dieron cuenta rápidamente de que podían haber obtenido más de lo que esperaban. “La inflación puede tener lugar en cualquier parte del espacio y del tiempo”, dice Padilla. “Pasó en nuestra parcela del cosmos hace mucho tiempo, e hizo que nuestro rincón fuera muy grande, pero podría haber diferentes partes donde todavía está ocurriendo”.
Este escenario, conocido como inflación eterna, produce un panteón de diferentes universos “burbuja”, todos amontonados y dando lugar a nuevos brotes todo el tiempo. Bienvenidos al multiverso inflacionario. No hay forma de observarlo o medirlo porque todos los cosmos burbuja que contiene se encuentran fuera de los límites de nuestro horizonte observable. En cambio, muchos cosmólogos están convencidos de que existe porque es una consecuencia lógica de dos teorías, la de la inflación y la de la mecánica cuántica.
El hecho de no poder verlos no ha impedido que la gente especule sobre cuántos universos podría haber y qué podrían contener. Con el multiverso inflacionario estándar, el número de cosmos es infinito.
Lo que encontremos en cada uno de ellos podría ser algo tremendamente diferente la realidad que conocemos. Esta idea de una mezcla cósmica surgió de los intentos de explicar la gravedad del mismo modo que las otras tres fuerzas de la naturaleza, como una fuerza cuántica. Se trata de teorías que sustituyen las conocidas partículas puntuales por diminutas cuerdas vibrantes que existen en múltiples dimensiones –normalmente 10 u 11, según la versión que se prefiera– y predicen un vasto paisaje de al menos 10500 posibilidades diferentes de cómo podría ser la física en las innumerables burbujas del multiverso inflacionario. Cada una de ellas tendría diferentes leyes físicas y distintos valores para las constantes de la naturaleza.
O tal vez exista otro universo, y ya hemos visto pruebas tangibles de su existencia. En 2016, la antena antártica de impulso transitivo (ANITA) detectó una partícula de alta energía que, en lugar de dirigirse al espacio, parecía salir disparada de la Tierra. Dos años después, hizo un segundo descubrimiento de este tipo. Una de las explicaciones es que dicha partícula podría proceder de un universo paralelo creado al mismo tiempo que el nuestro, pero viajando hacia atrás en el tiempo.