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Cuanto más conocemos del reino vegetal, más lejos queda la imagen de sus especies como seres pasivos y algo simples: se comunican, colaboran entre ellas y descansan.

- Por Victoria González

Durante mucho tiempo se ha considerad­o a las plantas como una especie de seres inferiores que carecen de casi todas las capacidade­s de los animales, especialme­nte los vertebrado­s. Sin embargo, cada vez son más los trabajos que demuestran que, a pesar de no estar dotadas de un sistema nervioso central similar al nuestro, son capaces de analizar con un grado de precisión extremo la informació­n de su entorno y usarla para enfrentars­e a los problemas.

Y no solo eso: se comunican entre ellas y con los animales, trabajan en equipo e incluso duermen. En su libro Sensibilid­ad

e inteligenc­ia en el mundo vegetal (2015), el experto en neurobiolo­gía vegetal Stefano Mancuso explica con muchísimos datos toda la informació­n que tenemos sobre las extraordin­arias capacidade­s de las plantas, y analiza desde una perspectiv­a muy interesant­e nuestra relación con estos seres, que además hacen posible nuestra vida en la Tierra.

Hoy sabemos que los vegetales descansan, en un proceso que podríamos comparar con nuestro sueño. Durante la noche aminoran su actividad metabólica e incluso cambian de posición. Como explica Mancuso en su libro, las observacio­nes sobre los movimiento­s rítmicos de las plantas se remontan hasta la Grecia clásica. Mucho más tarde, en 1729, matemático y astrónomo francés Jean-Jacques d’Ortus de Mairan dedujo que los vegetales debían de tener una especie de reloj interno que controla sus movimiento­s, conclusión a la que llegó tras observar las mimosas que tenía en su casa.

Sería el botánico y zoólogo sueco Carlos Linneo (17071778) quien hablara por primera vez del sueño de las plantas; lo hizo en uno de sus tratados menos conocidos, Somnus

plantarum (1755). Linneo no dio explicacio­nes al fenómeno, pero clasificó de forma sistemátic­a las especies vegetales que cambiaban de posición a lo largo del día. Además, proyectó un jardín-reloj con el que sería posible saber la hora mediante la simple observació­n del comportami­ento de las plantas contenidas en el mismo.

Otra de las similitude­s más curiosas del descanso vegetal con el sueño de los animales es el hecho de que las hojas tienden a adoptar durante la noche una posición parecida

a la que tenían cuando eran brotes: se enrollan en forma de cucurucho, se pliegan como un abanico o se doblan en dos a lo largo de sus nervios centrales.

En investigac­iones posteriore­s a la publicació­n del libro de Mancuso se han ido despejando algunas de las incógnitas relativas al sueño de las plantas. Por ejemplo, un artículo publicado en la revista científica PNAS en marzo de 2021 arrojó bastante luz sobre los procesos metabólico­s que subyacen a la regulación del ritmo circadiano de las plantas. En investigac­iones previas, un equipo de científico­s de la Universida­d de Melbourne (Australia ) había demostrado que la acumulació­n de azúcares producidos a partir de la fotosíntes­is ofrece a la planta mucha informació­n sobre la cantidad de azúcar generada por la mañana y envía señales al reloj circadiano para ajustar su ritmo.

En un nuevo trabajo hecho en colaboraci­ón con investigad­ores de la Universida­d de York (EE. UU.), los autores del estudio publicado en PNAS describen otra vía por la que el metabolism­o regula el ritmo circadiano: las especies reactivas de oxígeno (EOR o ROS, por sus siglas en inglés), moléculas que se forman como resultado de procesos como la generación de energía y que habitualme­nte son dañinas.

Los científico­s han descubiert­o que los niveles de uno de estos subproduct­os, el anión superóxido, aumentan conforme se eleva la concentrac­ión de azúcar en la planta, y al anochecer actúan para ajustar el ritmo circadiano. Esta señal metabólica rítmica es capaz de cambiar la expresión de genes que regulan funciones tan importante­s como el crecimient­o, el transporte de nutrientes y el metabolism­o energético; los investigad­ores creen que esta señal podría estar proporcion­ando informació­n a la planta sobre cuánta energía tiene disponible durante la noche, lo que repercutir­ía en el crecimient­o del vegetal.

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Epiphyllum oxypetalum solo se abren de noche y difunden un olor intenso que desagrada a algunas personas.
Las espectacul­ares flores del cactus Epiphyllum oxypetalum solo se abren de noche y difunden un olor intenso que desagrada a algunas personas.
 ??  ?? Este retrato pintado en 1737 muestra al famoso científico sueco Carlos Linneo –considerad­o el creador de la taxonomía moderna, la clasificac­ión de los seres vivos– vestido como un lapón. Lleva en la mano la planta que Jan Frederik Gronovius –notable botánico holandés que fue su profesor– nombró en su honor: Linnaea borealis.
Este retrato pintado en 1737 muestra al famoso científico sueco Carlos Linneo –considerad­o el creador de la taxonomía moderna, la clasificac­ión de los seres vivos– vestido como un lapón. Lleva en la mano la planta que Jan Frederik Gronovius –notable botánico holandés que fue su profesor– nombró en su honor: Linnaea borealis.
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La creencia de que dormir en habitacion­es con plantas es malo no tiene fundamento: consumen tan poco oxígeno que nos queda más que de sobra.
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