¿Es ella la que crea la realidad?
Primero, debemos considerar cómo la realidad de la experiencia cotidiana emerge de la realidad cuántica más oculta. Un sistema cuántico existe en una superposición de todos los estados posibles, que colapsa en un único estado –la realidad clásica– solo cuando alguien lo observa o lo mide, según la teoría cuántica estándar. Sin embargo, esta no define lo que constituye una medición o un observador, ni cómo se produce exactamente ese colapso. Muchos teóricos han intentado resolver este “problema de la medición” eliminando la necesidad de mediciones y observadores causantes del colapso. Otras interpretaciones dicen que no hay tal colapso y que cada estado clásico en la superposición se realiza físicamente en un mundo diferente. Las llamadas teorías del colapso, por su parte, proponen que las superposiciones colapsan aleatoriamente en uno de los muchos estados clásicos posibles, una vez que la masa de la materia en el sistema cuántico cruza algún umbral, y así se resiste a la superposición. No hay pruebas empíricas que demuestren o desmientan estas ideas.
Otra posibilidad es que sea la consciencia la que cause el colapso cuántico. El físico y matemático húngaro Eugene Wigner, Nobel de Física en 1963, especuló con ello. Con el tiempo renegó de sus divagaciones y la idea pasó a mejor vida, en parte, porque no se podía formular matemáticamente tal teoría. Sin embargo, David Chalmers, de la Universidad de Nueva York, y Kelvin McQueen, de la Universidad Chapman (California), acaban de presentar una explicación especulativa pero con fundamento matemático de esta hipótesis. Para empezar, toman la teoría de la información integrada (TII) como ejemplo de una explicación matemática de la consciencia. La TII dice que cualquier sistema que integre información es consciente. Chalmers y McQueen aplican la TII a los sistemas cuánticos, razonando que cualquier sistema que integre información puede entrar en una superposición de estados conscientes. A continuación, plantean que los estados conscientes son resistentes a la superposición. Así que si un sistema cuántico entra en una superposición de estados en la que al menos uno de los estados es consciente (según la TII), entonces esa consciencia colapsará el sistema. De esta forma, “la consciencia crea la realidad clásica a partir de la realidad cuántica”, dice McQueen.
Pero si la realidad clásica requiere la presencia de personas
conscientes, ¿cómo evolucionó el universo hasta que apareció la consciencia humana? La nueva teoría esquiva el asunto, ya que no limita la consciencia a los seres vivos. El cosmos podría haber comenzado como un sistema cuántico y haber seguido evolucionando bajo los parámetros cuánticos, hasta que la materia fue capaz de integrar información. Esta consciencia comenzó entonces a colapsar la realidad cuántica, creando el tipo de realidad clásica que ahora experimentamos.