EL PROBLEMA DE FINANCIAR LA CIENCIA
El año pasado se lanzó toda una campaña de publicidad pidiendo que se aumentara hasta un 2 % del PIB la inversión en ciencia en nuestro país. Y no se puede estar más de acuerdo. Sin embargo, no es menos importante el modo en que se gestiona esa inversión en ciencia. Y ahí sí que hay trabajo por hacer, como ha señalado en una carta abierta un grupo de profesores de la Universidad de Córdoba, en la que denuncian la manera en que se concede el dinero destinado a investigar.
LA COSA FUNCIONA DEL SIGUIENTE MODO: las diferentes administraciones publican regularmente convocatorias de financiación, en lo que se llama concurrencia competitiva, esto es, que –supuestamente– se eligen las mejores propuestas, algo que hace un comité anónimo de expertos. Sin embargo, según señalan estos profesores, este proceso es “opaco, arbitrario y deja a los investigadores totalmente indefensos”.
LA RAZÓN ESTÁ EN QUE ESTE MÉTODO DE VALORACIÓN es incapaz de reconocer la excelencia investigadora salvo en el caso más obvio, a toro pasado. Pongamos el ejemplo de Andre Geim y Konstantin Novoselov, dos físicos que ganaron el Premio Nobel en 2010 por un estudio que realizaron hacia 2004. Por entonces, cualquier evaluador diría que su trabajo era normalito, con una docena de publicaciones y unos pocos miles de citas, pero hoy reconocería que es de excelencia. Este es el mayor problema que existe a la hora de asignar fondos para la investigación.
QUIZÁ POR ESO, LA MAYOR PARTE DE LAS VECES se deniegan, aduciendo razones que nada tiene que ver con la calidad del proyecto que se presenta: si es continuación de otros anteriores se argumenta que es continuista, pero si es novedoso se rechaza porque “el grupo no tiene experiencia en esa nueva temática” –¿os imagináis esta situación con la covid-19?–. El proceso es tan arbitrario que puedes encontrarte que un año deniegan el proyecto porque, a pesar de reconocer que está bien fundamentado, posee alguna carencia, y al año siguiente y resuelto ese problema, es rechazado por estar poco fundamentado. Así, si eres un científico novel de un pequeño grupo que quiere comenzar una nueva línea de investigación, las probabilidades de que consigas financiación son prácticamente nulas.
¿Y ESTO DÓNDE NOS LLEVA? Pues a una ciencia que no premia las buenas ideas, sino pertenecer a un grupo grande, liderado por un científico entrado en años, con una línea de investigación consolidada. Por cierto, ¿no son estos científicos los que pertenecen a los comités de evaluación? ¿Cómo puede ser imparcial alguien que tiene un perro en la pelea?