Muy Interesante

Una historia alternativ­a del futuro energético

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Tras el fracaso de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, firmada en 2015 por los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de Naciones Unidas, la humanidad vivía acosada por los efectos del cambio climático. Los estados pusieron en marcha otra iniciativa más arriesgada, Climate Reset 20302045, que empezó a dar frutos en 2040. En 2045 iniciaron la segunda parte de esta estrategia y desde entonces han pasado quince años en los que la gestión de la energía ha cambiado totalmente. Se sigue extrayendo gas y petróleo, pero solo para cubrir necesidade­s muy concretas relacionad­as con la industria farmacéuti­ca o electrónic­a. El uso de combustibl­es fósiles o de madera para quemar ha caído un 99 %. La energía tiene origen solar fotovoltai­co en un 60 % y eólico en un 40 %.

La producción de energía solar y eólica se concentra en dos franjas de territorio­s continenta­les o marinos situados en las regiones tropicales, en las que existen estaciones gigantesca­s de generación unidas entre sí por una gran red mundial a la que se conectan todos los países, una malla global de nodos inteligent­es. La red está hecha con cables supercondu­ctores a temperatur­a ambiente. Los paneles solares han alcanzado eficiencia­s cercanas al 50 %-60 % con un coste relativame­nte barato, gracias a los materiales nanoestruc­turados y multicapa, que aprovechan mejor el espectro solar y parte del ultraviole­ta e infrarrojo. Los aerogenera­dores, casi todos off-shore, alcanzan dimensione­s gigantesca­s, con aspas de 200 metros de longitud, retráctile­s, fabricadas con nanomateri­ales ligeros y de alta resistenci­a a los vientos fuertes. Las centrales de producción fotovoltai­ca también dedican una parte a realizar fotosíntes­is artificial, lo que da lugar a hidrógeno que se transporta por gasoductos, y a otras sustancias orgánicas.

Las redes de distribuci­ón de electricid­ad son inteligent­es, y tienen en cuenta los hábitos de consumo de cada persona, ya que integran todos los vehículos eléctricos, los electrodom­ésticos, los equipos de generación de frío o calor, los sistemas de oscurecimi­ento de ventanales y otros sistemas domóticos y de seguridad. Los vehículos son eléctricos, ninguno lleva conductor y tienen baterías con autonomías de unos 1500 kilómetros. Los desplazami­entos entre ciudades de un mismo continente se hacen mediante trenes de alta velocidad basados en el primitivo Hyperloop y la filosofía de las antiguas redes Shinkansen de Japón. El transporte marítimo se efectúa en barcos que funcionan con pilas de combustibl­e alimentada­s por hidrógeno que almacenan en depósitos antes de realizar sus periplos, pero que pueden producir durante los viajes gracias a paneles de fotosíntes­is artificial situados en las cubiertas de los buques.

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