Millonarios vigilados en China
El presidente chino Xi Jinping quiere que los nuevos millonarios chinos "compartan su prosperidad" y, de paso, no tengan más poder que el Partido Comunista.
Corren tiempos convulsos para los millonarios en China. El presidente del país, Xi Jinping, ha decidido que ha llegado el momento de poner en marcha una estrategia que permita a los agricultores y a las familias trabajadoras ascender a la clase media. Una iniciativa denominada “prosperidad compartida”, cuya realización pasa por pedir a los más poderosos que compartan su riqueza con el resto del país. Una campaña con la que el líder pretende depurar China de excesos capitalistas. El proyecto tiene su lógica en un país donde la brecha entre ricos y pobres crece sin cesar y en el que 1% de los chinos más ricos posee el 31% de la riqueza. Un dato que revela una situación social explosiva que podría dar lugar a desórdenes sociales. Un horizonte que inquieta a los líderes chinos, siempre preocupados por la estabilidad del régimen y su permanencia en el poder. Pero la idea de Xi es mucho más ambiciosa y de mayor calado político.
La campaña del mandatario chino tiene como fin último poner en cintura a los millonarios de su país, que han hecho su fortuna después de que Deng Xiaoping dijera aquello de que “¡enriquecerse es glorioso!” a finales de los años 70 y aspiran a pasar por encima del régimen comunista. El plan de “prosperidad compartida” de Xi consiste en pedir a esos magnates que colaboren en programas sociales y en recordarles que se han enriquecido bajo la batuta del Partido Comunista y que cualquier desviación de la senda oficial es objeto de castigo y pueden perderlo todo. Uno de los últimos multimillonarios en sufrir esta represión fue el fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba, Jack Ma. Este emprendedor, miembro del partido (en caso contrario, no hubiera progresado), pasó del cielo a los infiernos en un abrir y cerrar de ojos y desapareció durante varios meses. Su éxito y sus excentricidades molestaron a Xi, que interpretó que se burlaba del marxismo y no toleró que definiera a la banca china como "una casa de empeños" del siglo pasado. Pekín bloqueó la salida a bolsa de su compañía de servicios financieros digitales Ant y después aplicó una multa de 2.300 millones de euros a Alibaba por prácticas monopolísticas. El caso de Jack Ma es el más conocido por la popularidad de su grupo empresarial pero no es el único. El Partido Comunista ha llevado a cabo purgas periódicas para silenciar a aquellos magnates que despuntan y con su poder amenazan al régimen. Una represión que Pekín ejecuta con la excusa de evitar inversiones “irracionales” en el extranjero, castigar la corrupción (cierta en muchos casos) o como respuesta por criticar la política gubernamental. Por ello han sido represaliados multimillonarios como Wang Jianlin, presidente del grupo Wanda y anterior inversor del Atlético de Madrid, el magnate inmobiliario Ren Zhiqiang, que criticó duramente la respuesta a la epidemia del coronavirus de Xi, o Sun Dawu, un potentado agrícola que sintonizaba con los activistas pro derechos humanos. Un panorama de multimillonarios caídos que explica que, tras anunciarse el plan de “prosperidad compartida”, Alibaba notificara que invertirá 13.000 millones de euros en proyectos sociales, al igual que el gigante tecnológico Tencent, propietario de Wechat, y los fundadores de otros grupos empresariales como Meituan o Xiaomi también prometieran donaciones de miles de millones de euros. Y es que en China es glorioso enriquecerse, pero solo con permiso del Partido Comunista. ●