¿BURBUJA A LA VISTA?
Parece un escenario idílico para invertir en ladrillo. Sin embargo, algunos barruntan que pudiera haber otra burbuja inmobiliaria, parecida a la que vivió España hace quince años o a la que están experimentando países como Estados Unidos, con el mayor incremento de precio de las últimas tres décadas, un 18,6% interanual. Para Pérez, no hay por qué preocuparse. “No se anticipa que vaya a haber una hecatombe de caída de precios de la vivienda y subida drástica de los tipos de interés. Hoy, la situación es completamente distinta a la de 2007. No hay operaciones de compraventa en las que la gente saque un 20% más al precio de una casa de la noche a la mañana. Además, los bancos son más prudentes. Ya no financian al 110% con un interés del 10%, como llegó a suceder”. Esta misma razón esgrime Paloma Arnaiz, secretaria general de la Asociación Española de Análisis de Valor (AEV), cuando nos dice que “el riesgo de una burbuja es muy bajo, ya que los criterios de concesión de financiación hipotecaria impiden que exista un flujo de capital excesivo que sobrealimente el circuito inmobiliario”. Por si quedaran dudas, Julio Rodríguez nos corrobora que “la impresión es que los precios van a subir, pero no crecimientos tan espectaculares como en la etapa entre 1997 y 2008”. Eso sí, también recuerda que no hay que perder de vista la inflación, que no favorece a la compra de vivienda con fines de inversión. Por una parte, si suben los precios al consumo y no aumenta el empleo, puede bajar la demanda de alquiler. Por otra, “la inflación puede empujar a los bancos a subir los tipos de interés no en 2024 como está previsto, sino en 2022”, dice Rodríguez.