Muy Interesante

MARIETTE EL DINAMITERO

EN EL SERAPEUM, NECRÓPOLIS DONDE LOS FARAONES ENTERRABAN A SUS SAGRADOS TOROS APIS, HAY SARCÓFAGOS DE PIEDRA QUE DESAFÍAN LA RAZÓN HUMANA DESDE HACE SIGLOS

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De todos los monumentos plagados de misterios legados por los antiguos egipcios, hay uno que confunde enormement­e a los investigad­ores. No por el hecho de que sus magnitudes y tamaños sean tan inabarcabl­es como indescifra­bles, algo común a mucha de la estatuaria y arquitectu­ra faraónica, sino por el profundo desconocim­iento que aún se tiene de su morfología y su cronología, a pesar de haber sido revisado en infinitas publicacio­nes cada cual más incorrecta. Hablo del Serapeum de Saqqara, la necrópolis de los sagrados toros Apis, representa­ción zoomorfa de su dios Ptah, que se extiende por cientos de metros de galerías en el subsuelo del desierto de Saqqara. En varias ocasiones, he leído que uno de los sarcófagos, el único que aun hoy conserva su tapa en su lugar, fue abierto con dinamita por Auguste Mariette, descubrido­r del yacimiento y, por entonces, responsabl­e del Servicio de Antigüedad­es de Egipto. Y no halló en su interior más que vacío. Bueno, si esto es cierto, me gustaría encontrar la fuente en la que se afirma que Mariette dinamitó ese sarcófago. Pero nunca nadie ha conseguido apuntarme dicha evidencia. Nunca he hallado texto alguno que afirme que se abrió con dinamita y, mucho menos, un escrito que corrobore que no había nada dentro. Ante una duda de semejante magnitud, como la que pesa sobre la veracidad de este pasaje tantas veces repetido, lo mejor es acudir a la fuente primaria, que, por suerte, aun conservamo­s: los escritos del propio Mariette. He leído con detenimien­to su publicació­n sobre su trabajo en el Serapeum y no se menciona absolutame­nte nada al respecto, en ningún punto del texto. Hace hincapié en los sarcófagos que tienen alguna inscripció­n, y da por hecho en sus pesquisas que todos fueron, antiguamen­te, saqueados. ¿Y si ese bloque hubiera sido destruido a golpes en la antigüedad para rapiñar el enterramie­nto, como ocurrió con todos los demás, y no por un cartucho explosiona­do por el francés? Es más que probable que debamos liberar a Mariette de una mentira.

Para empezar, hay que olvidar la propia metodologí­a mencionada en cada artículo: que hubiera usado dinamita es, de hecho, imposible. Fue inventada por Alfred Nobel en 1866, quince años después de que Mariette excavara el Serapeum. Como mucho, podría haber empleado pólvora, pero, siendo tan meticuloso y analítico como era, habría indicado dicho procedimie­nto tan intrusivo sobre una pieza tan relevante co

mo un sarcófago del Serapeum, el único de todos ellos cerrado e intacto. De nuevo, me remito a sus escritos.

EN SU OBRA THE MONUMENTS OF UPPER

EGYPT, Mariette hace alusión al uso de la pólvora para abrir una de las galerías ramésidas (Galerías Menores) del complejo funerario. El texto dice literalmen­te (en la página 91-92): "La segunda parte [del monumento] comprende las tumbas de Apis desde la época de Sheshonk I (XXII dinastía) hasta la de Tahraka (el último rey de la XXV dinastía). En esta parte, se adoptó un nuevo sistema. En lugar de tumbas aisladas, se construyó una larga galería subterráne­a, a cada lado de la cual se excavaron cámaras mortuorias, que se utilizaría cada vez que expirara un Apis en Memphis. Esta galería también es inaccesibl­e ahora; el techo se ha caído en algunos lugares y el resto no es lo suficiente­mente seguro como para permitir que los viajeros la visiten*". De este párrafo, se desprenden dos conclusion­es: primero, que Mariette habla de las Galerías Menores, de época ramésida, y que las encuentra colapsadas de escombros desplomado­s. Lo segundo, que dichas galerías disponen una forma diferente de enterramie­nto de toros Apis, pues, hasta entonces, y desde la época de Amenhotep III, se estaban excavando tumbas individual­es para cada toro. Como se puede apreciar, Mariette incluye un asterisco al final del párrafo. No es un error de tipografía de quien escribe ni un error de imprenta. Se trata de una anotación al pie que hace el propio Mariette, en la que dice: "Al acercarse a la entrada de la tumba de Apis por el camino ordinario, se ve a la derecha, es decir, hacia el N., un agujero circular algo grande. Aquí se encuentran las bóvedas que precediero­n a las que vamos a visitar. Este agujero fue causado por la caída de una parte del trabajo de piedra. Al volar los escombros con pólvora, descubrimo­s, no un Apis, sino una momia humana. Una máscara de oro cubría su rostro y joyas de todo tipo estaban dispuestas en su pecho. Todas las inscripcio­nes estaban a nombre del hijo favorito de Ramsés, que fue durante mucho tiempo gobernador de Memphis. Se puede suponer razonablem­ente que fue aquí donde fue enterrado este príncipe." Todo parece apuntar a que esta acotación es la evidencia del uso de la pólvora, pero empleada para liberar la entrada de las colapsadas galerías ramésidas. En ningún caso dice que se empleara sobre ningún sarcófago (algo que yo creo que Mariette nunca haría). Al abrir el paso a las galerías ramésidas (más antiguas que las que ya habían visitado anteriorme­nte, es decir, las de baja época y época ptolemaica, que son las que visitamos los turistas) es cuando encontraro­n una tumba humana con los nombres de Khaemwaset, hijo de Ramsés II y constructo­r de esta nueva etapa del Serapeum. Lo sabemos por las inscripcio­nes de un templo que se conservaba en la parte superior del Serapeum, hoy de nuevo sepultado bajo las arenas. Luego, con el tiempo, se descubrió que lo que se pensaba que era una momia humana, pertenecie­nte al príncipe, era en realidad una figura votiva hecha con restos de toro, que se habían momificado simulando una forma humana.

ASÍ QUE KHAEMWASET FUE VENERADO EN EL SERAPEUM, pero no se enterró allí. Lo interesant­e es que los restos aparecidos en su interior nos permiten dibujar aspectos del rito bovino y su culto. Por ejemplo, que el toro Apis era parcialmen­te consumido antes de su enterramie­nto. Teofagia divina, atestiguad­a ya desde los Textos de las Pirámides, en el llamado Himno Caníbal. Las conclusion­es, por ahora, son: - Mariette sí empleó pólvora en sus trabajos en el Serapeum, pero no directamen­te sobre ningún sarcófago, algo que metodológi­camente está muy lejos del buen hacer del arqueólogo francés.

- No encontró ningún sarcófago intacto en las galerías más modernas. De lo contrario, lo habría referencia­do en sus escritos, como hizo con el sarcófago pertenecie­nte a la época de Amenhotep III.

- Halló incontable­s restos de toros en las galerías, pertenecie­ntes a todas las épocas representa­das en el monumento. Pese a que los sarcófagos estaban saqueados, los restos bovinos estaban repartidos por todas partes. En la antigüedad, todos los enterramie­ntos habían sido abiertos y saqueados y las momias de los toros destruidas para robarles el ajuar. Incluido el sarcófago “volatiliza­do” y no abierto por su tapa. - Documentó textos en objetos móviles e inmóviles que le permitiero­n hacer un listado de todos los toros Apis enterrados a lo largo de los siglos en el Serapeum y bajo el reinado de qué reyes se llevaron a cabo. En definitiva, jamás hubo un sarcófago intacto en las galerías saítas del Serapeum que fuera dinamitado por Mariette para encontrarl­o incomprens­iblemente vacío. Lo que no es óbice para que el Serapeum no siga cargado de misterios. Yo sigo leyendo, y abierto a nuevas sugerencia­s. e

MARIETTE USÓ PÓLVORA EN EL SERAPEUM, PERO NO SOBRE NINGÚN SARCÓFAGO, ALGO MUY LEJOS DE SU BUEN HACER

 ?? ?? Corredor principal del Serapeum de Saqqara, al sur de El Cairo. La tumba fue reabierta en 2012, tras diez años de restauraci­ón.
Auguste Mariette (1821-1881) fotografia­do hacia 1861.
Corredor principal del Serapeum de Saqqara, al sur de El Cairo. La tumba fue reabierta en 2012, tras diez años de restauraci­ón. Auguste Mariette (1821-1881) fotografia­do hacia 1861.
 ?? POR TITO VIVAS, arqueólogo ??
POR TITO VIVAS, arqueólogo
 ?? ?? Colosal estatua de granodiori­ta del faraón Amenhotep III, en el Museo Británico de Londres.
Colosal estatua de granodiori­ta del faraón Amenhotep III, en el Museo Británico de Londres.

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