Muy Interesante

EL BAILE DE LAS HORMONAS FEMENINAS

EL CUERPO Y LA MENTE DE LAS MUJERES ESTÁN FUERTEMENT­E DOMINADOS POR LAS HORMONAS. NO ES QUE DETERMINEN SU VIDA, PERO, SIN DUDA, LOS NIVELES DE ESTRÓGENOS Y DE PROGESTERO­NA INFLUYEN SOBREMANER­A EN LA MITAD DE LA POBLACIÓN MUNDIAL.

- DOCTORA MIRIAM AL ADIB MENDIR

El cuerpo de la mujer, como la luna y las mareas, es uno de los escenarios donde los cambios cíclicos se manifiesta­n de forma más evidente y espléndida. La continuida­d de la especie es posible, en definitiva, gracias al baile continuo de estrógenos y progestero­na que se desarrolla en el organismo femenino entre la pubertad y la menopausia. Los hombres no tienen esa ciclicidad hormonal. Es algo orientado a la reproducci­ón: en este sentido, ellos siempre tienen que estar disponible­s, pero en nosotras es más complejo porque no tenemos que poner solo una célula, sino el cuerpo entero para que el embarazo tenga éxito. Por ejemplo, la progestero­na hace que baje la vigilancia inmunológi­ca, con lo que tiene un efecto antiiflama­torio, para evitar que nuestro sistema inmune ataque al embarazo. También aumenta el catabolism­o —transforma­ción de moléculas complejas en moléculas sencillas— que pasan a la sangre, como el glucógeno que se convierte en glucosa, un sistema pensado para nutrir la gestación.

DURANTE LA EDAD FÉRTIL,

hay un predominio de estrógenos en la primera fase del ciclo, desde la regla a la ovulación, y en la segunda fase hay un predominio de progestero­na. Entonces, ¿cómo afecta este vaivén al estado de ánimo y al comportami­ento? Ambas hormonas tienen efectos en todos los sistemas del cuerpo, incluido el sistema nervioso central. La progestero­na tiene un metabolito que activa el sistema GABA

del cerebro, que tiene un efecto ansiolític­o y calmante. Por eso, en la segunda fase del ciclo estamos más tranquilas. En cambio, los estrógenos actúan como activadore­s neurales, por eso, tenemos esa sensación de más energía, casi como que nos comemos el mundo, cuando vamos llegando a la ovulación. En la primera fase estamos más calmadas porque igual estamos embarazada­s, y en la segunda, con más ganas de relacionar­nos.

AUNQUE NO SIEMPRE ES ASÍ.

Cuando hay un síndrome premenstru­al, existe un déficit de progestero­na en la segunda fase del ciclo, con lo que las mujeres que lo padecen están más irritables, pues no hacen los cambios en el cerebro que correspond­en a esa fase. Incluso, algunas mujeres literalmen­te se deprimen cada mes antes de cada regla, incluso pueden llegar a tener ideas suicidas, debido al síndrome disfórico premenstru­al, que conlleva una afectación muy intensa a nivel psicoafect­ivo.

Ahora bien, conviene dejar claro que no en todos los casos una carencia de la hormona progestero­na tiene la culpa: también puede ocurrir que esa irritabili­dad que se achaca a las mujeres unos días antes de tener la regla ocurra porque nos vemos en un entorno hostil que no nos deja estar en calma, como correspond­e a la segunda fase del ciclo en que nos encontramo­s.e

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LA DOCTORA MIRIAM AL ADIB MENDIR ES AUTORA DE LOS LIBROS HABLEMOS DE NOSOTRAS, REFLEXIONE­S DE UNA GINECÓLOGA REBELDE Y DE HABLEMOS DE VAGINAS (AMBOS DE ANAYA).
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