Privacidad y sesgo
Cuando se recopilan datos sobre gustos, se anotan las compras que realizas, los sitios web que visitas, las búsquedas que haces... Cuando se indaga en el rastro que dejas a tu paso por las redes sociales, se guardan fechas de nacimiento, lugares, nombres, relaciones, etc. y se comparten con otros, parece que la privacidad está en cierto riesgo o, mejor, en riesgo cierto. Todos los participantes se escudan en que no se utilizan los datos personalizados, no se adjuntan los nombres, pero tenerlos, como las meigas, los tienen. No de todos, pero sí de muchos. Lo cierto es que no es una leyenda urbana el dicho que afirma que Google sabe de ti más que tú mismo. Y en esta situación, la compañía Apple lleva años lanzando el mensaje de que protege la intimidad y la privacidad de sus usuarios. Una muestra es este final anticipado de las cookies. Pero aquí incluso FaceBook, está erigiéndose en defensor de esos valores. Aunque la única forma segura de que las cookies de terceras partes no supongan un riesgo para la privacidad es que no existan. Incluso, las alternativas que plantea Google para Chrome levantan dudas. Porque, la cuestión que se plantea es ¿cómo se rastreará la navegación de los usuarios para adjudicar a cada uno la etiqueta de tema en el que se ha interesado esa semana? Google se compromete en el proyecto Privacy Sandbox a que esa gestión se realiza en local, en el equipo que utilizar el usuario para navegar por la red. Pero luego la compartirá con terceros para que la rueda de la publicidad digital siga girando.
El sesgo es otro de los aspectos preocupantes cuando se encasilla: religión, raza, género... En Google dicen que en la selección de las temáticas se evitan las «categorías potencialmente sensibles, por ejemplo, de tipo racial o de género».
Privacy SandBox y sus Topics es una tecnología que todavía está en sus primeras fases de desarrollo, sin embargo, la promesa es que sustituya el sistema de cookies en Chrome a finales del próximo año. Y, decir Chrome es lo mismo que decir, la mayoría.