«Cli-fi» o ciencia ficción climática, una maraña de géneros
El calentamiento climático y sus consecuencias forman parte del discurso cotidiano. Aparece en la prensa, en conversaciones informales o en sesudos estudios… y la literatura no podía quedar al margen. Llamada «cli-fi» o ciencia ficción climática, alberga una larga lista de subgéneros que casi parecen una broma: desde el «biopunk» hasta el «Trumppunk» (sí, por ese Trump). Pero todos tocan temas muy serios. Estos son algunos de los más extendidos:
● «Ciberpunk». Es, seguramente, el «padre» del resto de subgéneros. Se suele citar a autores como Philip K. Dick o William Gibson como sus fuentes de inspiración y plantea un futuro distópico como crítica a nuestros tiempos presentes.
● «Steampunk». Otro estilo pesimista y con tintes nihilistas: no hay solución. En este caso echa la mirada atrás para cuestionar el presente; en concreto a los tiempos victorianos donde el vapor ( steam significa vapor en inglés) era todavía la fuente de energía principal. Hay quien considera La máquina del tiempo, de H.G. Wells como un texto de carácter «steampunk».
● «Smogpunk». Otro subgénero, menos extendido que los dos anteriores. Comparte con ellos la resignación de quien no ve salida. El término inglés smog se refiere a la nube baja de dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión que se forma sobre las grandes ciudades o núcleos industriales. Y hay quien opina que es el mundo que nos aguarda si el «solarpunk» no actúa lo bastante rápido.
● «Hopepunk», o el «punk de la esperanza». Tiene muchos puntos en común con el «solarpunk», y en él abundan los personajes que luchan por un cambio positivo y por dar una respuesta comunal a los grandes desafíos del presente y el futuro.