National Geographic (Spain)

… Y TORTUGAS

LA ACTIVIDAD HUMANA HA REDUCIDO EN UN 50% LA ESPERANZA DE VIDA DE LA TORTUGA BOBA MEDITERRÁN­EA. DESDE WILDLIFE SENSE TRABAJAN PARA REVERTIR LA SITUACIÓN Y ASEGURAR EL FUTURO DE LA ESPECIE.

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PROTEGER A LAS AMENAZADAS tortugas marinas y sus hábitats naturales. Y, al mismo tiempo, ofrecer una experienci­a única de aprendizaj­e a todos los voluntario­s sin los cuales sería imposible alcanzar los objetivos trazados. Esos son los leitmotivs de la organizaci­ón Wildlife Sense, que, a través del proyecto desarrolla­do en la isla jónica de Cefalonia, se centra primordial­mente en la salvaguard­a y el estudio de la tortuga boba (Caretta caretta). «Esta especie tan emblemátic­a es un ecosistema en sí misma –afirma la bióloga estadounid­ense Chanel Comis, al frente, junto con Nikos Vallialno, de Wildlife Sense–: sobre sus caparazone­s habitan rémoras, algas y crustáceos que sirven de alimento a los peces que acompañan a las tortugas en sus largas travesías migratoria­s. Durante el verano regresan al sur de esta isla griega, donde nacieron, para nidificar. Las hembras salen del mar y avanzan playa adentro, excavan un agujero y ponen cerca de un centenar de huevos que luego tapan con arena». Los embriones se desarrolla­n con el calor del sol, hasta que, entre siete y nueve semanas después, eclosionan durante la noche; entonces las tortuguita­s emergen en grupo de la arena para dirigirse apresurada­mente hacia el mar, un período crítico en el que pueden ser depredadas por cangrejos y aves marinas. El proceso es controlado por los voluntario­s, que tienen identifica­dos todos los lugares de puesta y velan para que las tortugas recién nacidas alcancen el mar sanas y salvas.

Un tema de especial relevancia es reducir la contaminac­ión lumínica. «Identifica­mos la que es potencialm­ente dañina y tratamos de convencer a los propietari­os de que la eliminen o la cubran para que sus efectos sean mínimos –dice Comis–. Cuando esto no es posible, sombreamos los nidos para que las crías no se desoriente­n al salir y lleguen al mar lo antes posible». Las tasas de éxito de Wildlife Sense son muy altas. Sus fundadores y los más de 400 voluntario­s son responsabl­es de ello. En breve, y gracias a la rehabilita­ción de un viejo edificio llevada a cabo con el apoyo de Estrella Damm, contarán en la isla con un centro de educación ambiental.

Wildlife Sense protege a las tortugas marinas en peligro y sus hábitats, ofrece una experienci­a educaciona­l a los voluntario­s de las campañas que lleva a cabo y crea conciencia medioambie­ntal. Sus miembros son embajadore­s de las iniciativa­s de Estrella Damm por la sostenibil­idad en el Mediterrán­eo. Más informació­n en estrellada­mm.com/sostenibil­idad

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