La paradoja del ornitorrinco
EN 1836, UN ANIMAL CON COLA DE CASTOR, cuerpo de nutria y pico y patas de pato hizo tambalear las creencias religiosas de Charles Darwin cuando se encontraba en Australia durante su viaje a bordo del Beagle. Para el naturalista más famoso de la historia, ver en primera persona al ornitorrinco fue revelador. Pero esta extraña criatura, cuyo cuerpo parece estar formado con partes de animales diferentes –como la mismísima quimera mitológica–, ya había dejado trastocada unos años antes a la comunidad científica, que creyó encontrarse ante un fraude.
Su aspecto «incita la idea de una preparación engañosa por medios artificiales», escribió el zoólogo británico George Shaw en la primera descripción científica del ornitorrinco, publicada en su libro The Naturalist’s Miscellany en 1799. Dado que por aquel entonces se comerciaba con seres falsos, como recreaciones de «sirenas» con cuerpo de mono y cola de pez, Shaw se aseguró de que el espécimen que había recibido en alcohol no tuviera suturas entre el pico y el cuerpo. No encontró nada, ¡era real! Pero ¿qué tipo de animal era ese? ¿Por qué esa estrambótica anatomía?
El ornitorrinco es un animal semiacuático que cuando nada utiliza sus «patas de pato» palmeadas para remar y su «cola de castor» como timón. Para cazar, usa su «pico de pato», que, dotado de miles de células receptoras, detecta los campos eléctricos generados por los movimientos de sus presas en el agua, un sexto sentido llamado electrorrecepción que es más bien propio de los peces. Por último están sus características reptilianas: mientras que los machos secretan veneno a través de unos espolones en las extremidades posteriores durante la época de apareamiento –aparentemente para mostrar dominancia–, las hembras ponen huevos que incuban sosteniéndolos entre su cuerpo y su «cola de castor».
Por culpa de este batiburrillo de atributos, los científicos tardaron casi cien años en clasificar a los monotremas, el orden al que pertenecen ornitorrincos y equidnas, como mamíferos. Tienen pelos y amamantan a sus crías, pero son los únicos mamíferos que ponen huevos. Curiosamente carecen de pezones; la leche rezuma, como si fuese sudor, de sus glándulas mamarias hacia unos poros de la piel situados en el abdomen, así que los recién nacidos la lamen directamente de los pliegues de la piel o del pelaje de la madre.
Hoy en día, la clasificación taxonómica del ornitorrinco ya no es objeto de debate, pero su estudio genético desvela que, en concordancia con su apariencia variopinta, comparte características genéticas con reptiles y aves, como son algunas proteínas de su veneno o su dotación cromosómica sexual. Asimismo, los monotremas se separaron del resto de los mamíferos hace la friolera de 166 millones de años, lo que convirtió al ornitorrinco en una paradoja de la naturaleza.