INTERCONECTANDO MENTES
La plataforma Crowdfight COVID-19 recibe un promedio de entre cinco y diez solicitudes diarias, pero solo la mitad pasan el proceso de validación. La otra mitad son inviables o se considera que están fuera del alcance de resolución.
Los más de 45.000 voluntarios inscritos en esta plataforma tienen distintos niveles de conocimiento y proceden de múltiples disciplinas. Las gráficas expresan en porcentajes los perfiles de los colaboradores.
DISCIPLINAS 54,9 % 19,3 % 17,3 % 11,8 % 11,3 % 9,2 % 7,7 %
NIVELES
«TENEMOS QUE RECONOCER urgentemente los vínculos entre la destrucción de la naturaleza y la salud humana, o pronto veremos la próxima pandemia». Son palabras del químico Marco Lambertini, director de WWF Internacional, quien desde su organización promueve un nuevo pacto con la naturaleza que equivalga al Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático.
Ahora, en su informe «Pérdida de naturaleza y pandemias», que aparece en plena pandemia de la COVID-19, WWF da un nuevo toque de atención: esta crisis causada por la irrupción del coronavirus SARS-CoV-2, que ya ha segado la vida a más de un millón de personas y ha supuesto un terremoto sanitario, económico y social a escala global, está directamente relacionada con la crisis que azota los ecosistemas del planeta y la pérdida de biodiversidad. «La pérdida de especies, la destrucción de hábitats naturales, el tráfico de especies silvestres y de carne de animales salvajes, la intensificación de la agricultura y la ganadería y ciertos aspectos culturales y sociales son factores con gran impacto en la propagación de las zoonosis, es decir, las enfermedades que saltan de animales a personas. Estos factores se ven amplificados por la gran movilidad que el ser humano tiene hoy en un mundo globalizado», advierte Luis Suárez, coordinador de conservación en WWF España.
Estamos destruyendo la naturaleza a un ritmo sin precedentes y, con ello, la biosfera, esa red esencial e interconectada formada por el conjunto de los seres vivos, afirma el informe. Al destruir sus complejos equilibrios dinámicos, activamos los mecanismos que contribuyen a la propagación de enfermedades infecciosas emergentes. El 70 % de las enfermedades humanas aparecidas en los últimos 40 años son zoonóticas y, como muestra este mapa, la acción humana ha sido el gran detonador de unos daños enormes.
¿Cuánto tardaremos en asumir que nuestra salud y bienestar están íntimamente ligados a los de la naturaleza? He ahí la cuestión.