EN UN DÍA PLÁCIDO Y SIN VIENTO,
Viacheslav Korotki navega en solitario en su barca artesanal por las aguas de una estrecha bahía del mar de Barents, cerca de la Estación Meteorológica de Jodovárija. Ha pasado la mayor parte de su vida en remotas estaciones árticas y dice amar esta zona en concreto, en la que lleva viviendo 20 años.
Dinámica del hielo marino.
Korotki camina hacia un faro que dejó de prestar servicio hace más de diez años. Cuando se quedaba sin leña, arrancaba los paneles de madera del faro para calentar la estación meteorológica en la que vivía y trabajaba. Hoy esta estación ha sido sustituida por una instalación nueva.
Esta emisora de radio de la antigua estación meteorológica transmitía datos de temperatura y precipitación, entre otros, a la estación de la ciudad más cercana, Arjángelsk, a casi 800 kilómetros. Korotki sigue transmitiendo datos cada tres horas, de día y de noche.
La maqueta de un faro que Korotki está construyendo con cerillas parece proyectar una sombra del paisaje ártico sobre la pared de la estación meteorológica. El pequeño faro reposa sobre un libro de referencia soviético:
Regalo de Año Nuevo de la fotógrafa Evgenia Arbugaeva, el loro hace compañía a Korotki mientras almuerza en la vieja estación meteorológica. es el nombre de un ave que en la época soviética aparecía en unos populares dibujos animados.
Kesha
Kesha